DOLOR CRÓNICO IV: Frente a la epidemia, voltear a ver la casa
Quienes sufren dolores insoportables, más aún si sus cuerpos y sus mentes están aprisionados en la pandemia del dolor crónico que en México afecta a una cuarta parte de su población, venderían su alma al diablo o pagarían grandes fortunas a cambio de sentir alivio.
Javier Cruz Aguirre / 4 Vientos
Foto destacada: Para enfrentar el dolor, sólo hay que voltear a ver la casa. Esa es la encrucijada que debe asumir el Estado mexicano (Captura de pantalla en Youtube).
Ensenada, B.C. México, viernes 14 de octubre 2022.- Ese anhelo de medicamentos adecuados y a costos accesibles, es alcanzable si ocho científicos mexicanos tienen éxito en sus laboratorios, donde extraen sustancias poderosamente analgésicas.
En el caso de Baja California, de un caracol que vive en el Mar de Cortés y de un escorpión endémico del norte de la península.
Y quienes trabajan con caracoles marinos en los Estados Unidos, todos científicos del vecino país, ya tienen un caso de éxito. A partir del veneno contenido en moléculas de un molusco conocido como Conos Magus, se obtuvo un compuesto que dio origen a un fármaco: el ziconotide, diez veces más potente que la morfina:
“Ese medicamento es, hasta el día de hoy, el único que quita totalmente el dolor crónico, sobretodo el neuropático, sin el desarrollo de la adicción o dependencia que genera la droga opiácea”, afirmó la doctora Nadia Lizeth Caram Salas, Investigadora adscrita al Departamento de Innovación Biomédica del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese).
Este tipo de caracoles, explicó la investigadora que en Latinoamérica es la única que trabaja con el veneno de moluscos prosobranquios, ofrecen un ejemplo de triunfo terapéutico con el desarrollo del Ziconotide, fármaco aprobado en 2004 por la FDA, agencia gubernamental de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos y medicamentos humanos y veterinarios.
Caram Salas forma parte del grupo de ocho científicos de este país que por años trabaja en la creación de una alternativa médica nacional que ayude a elaborar fármacos de alta eficiencia, de bajo costo y accesibles a la población económicamente más vulnerable.
¿Qué impide a estos científicos lograr sus metas en menos tiempo? La repuesta es demoledora: el frustrante y habitual abandono presupuestal en que se desempeña la ciencia y la tecnología del país.

Imagen: Cortesía doctora Nidia Caram / Cicese.
La paradoja entre gobierno y ciencia
En septiembre de 2021, una noticia generó esperanza a víctimas de dolor crónico, enfermedad que sufren en México entre 27 y 32 millones de personas.
Alentó la esperanza el doctor Juan Carlos Torres, algólogo intervencionista de la Clínica del Dolor del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del ISSSTE, cuando informó a través de periódicos nacionales que, “como parte de las medidas para reducir el dolor crónico e incapacitante”, el sector Salud adoptaría el uso de “una nueva tecnología”, denominada “Bomba de Infusión Intratecal”, con la cual se podían “aplicar fármacos directamente a los nervios que transmiten esta sensación”.
Omitió el funcionario un dato determinante:
El costo de aplicación de esa tecnología en México, que basa su efectividad en el uso de Ziconotide, asciende por lo menos a medio millón de pesos; es decir, está fuera del alcance de los enfermos de clase media y baja, quienes conforman la inmensa mayoría de los pacientes que atiende el sistema nacional de Salud.
Peor aún:
Nadia Lizeth Caram, doctora en Farmacología y Terapéutica Experimental por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, alertó sobre el alto riesgo que implica para el paciente someterse a esa costosa operación, debido a que la “bomba de Infusión Intratecal” se coloca en la médula espinal, en una incisión de siete centímetros que es permanente, “por lo que aumenta el riesgo de infección del receptor”.
-¿No existe otro modo de suministrar el fármaco a un paciente? ¿Necesariamente tienen que hacer un corte en su médula espinal para bombear el medicamento a los nervios que transmiten la sensación de dolor?
El problema, explicó la doctora Caram, es que se trata de un compuesto químico que no puede cruzar la barrera hematoencefálica, que es un sistema de protección contra la entrada de sustancias extrañas formada por células especiales (endoteliales) que recubren los capilares del cerebro, por lo que sirve para controlar y restringir el paso de sustancias tóxicas entre la circulación sanguínea y el fluido cerebral.
Por ello, enfatizó, se debe administrar con una bomba intratecal (de infusión), procedimiento que demanda cirugía altamente invasiva y costosa, cuidados especializados postoperatorios y personal altamente calificado.
En suma: un procedimiento carísimo, porque requiere adquirir la nada barata bomba, pagar la cirugía, los honorarios de los especialistas y los cuidados al paciente para disminuir el riesgo de que adquiera una infección.
Actualmente sólo existe un centro hospitalario en México, que se ubica en Monterrey, Nuevo León, con capacidad para poner la bomba de infusión y el catéter que permite administrar medicamento (Ziconotide) de manera programada.
Juan Carlos Torres, el especialista en dolor y funcionario del Sistema Nacional de Salud, en su declaración de prensa nada dijo sobre los ocho científicos mexicanos, entre ellos la doctora Caram Salas, que han dedicado muchos años al trabajo científico de campo y de laboratorio, motivados por el compromiso profesional de aportarle a México la posibilidad de elaborar fármacos nacionales de alta eficiencia, económicos y sin daños secundarios que destrozan la calidad de vida de los pacientes.

El molusco conocido como Conos Magus, del cual científicos estadounidenses obtuvieron un compuesto que dio origen a un fármaco: el Ziconotide, diez veces más potente que la morfina (Imagen en science.org).
¡Huelum! La ciencia y la conciencia social
El doctor Vinicio Granados Soto, investigador del Laboratorio de Neurobiología del Dolor que administra el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), es reconocido por sus colegas como el más fuerte y experimentado en investigación mexicana molecular del dolor.
Granados es fuente de inspiración para una generación de neurobiólogos moleculares mexicanos que trabajan en los sistemas nerviosos periféricos y centrales que regulan la transmisión de información dolorosa.
El Cinvestav, su Alma Mater, destaca entre los avances de su investigación tres hallazgos relevantes:
1) El dolor en los diabéticos se genera por la producción de metilglioxal, un compuesto muy reactivo y subproducto de la glucólisis que a su vez activa la respuesta integrada al estrés del enfermo.
2) El receptor GABAA a5, un importante neurotransmisor inhibidor del sistema nervioso central, puede ser un blanco para desarrollar analgésicos más efectivos en mujeres.
3) Los virus, aparte de la infección, producen dolor mediante la producción de interferón tipo 1, un subgrupo de proteínas que ayudan a regular la actividad del sistema inmunológico.
El grupo encabezado por el director del Laboratorio de Neurobiología del Dolor del Cinvestav desarrolló dos modelos de dolor relacionados con la prediabetes y la diabetes, los cuales son útiles para entender el malestar de origen diabético.
Este equipo de científicos mexicanos altamente calificados igualmente estudia, en diferentes modelos de dolor experimental -inflamatorio, neuropático y disfuncional-, los mecanismos que conducen a la hiperalgesia, condición en la que una persona desarrolla una mayor sensibilidad al dolor; y a la alodinia, percepción anormal del dolor, nacido de un estímulo mecánico o térmico que habitualmente es indoloro.
Granados Soto -como suele suceder a científicos comprometidos en estudios esenciales para el bienestar de la población-, está en espera de recursos públicos para progresar en la obtención de un fármaco de vanguardia, de origen mexicano, que pudiera estar en las farmacias del país dentro de una o dos décadas.

El doctor Vinicio Soto, inspiración de una generación de científicos biomoleculares mexicanos (Foto: Cinvestav-IPN).
Dulces frutos
“El doctor (Granados), quien es mi mentor, ha formado a varios estudiantes. Algunos salieron del país, otros nos quedamos porque no desistimos en nuestro objetivo: aumentar la forma de investigar y ver el dolor en nuestro país”, expresó Nadia Caram, investigadora adscrita al Departamento de Innovación Biomédica del Cicese.
Caram, junto con el doctor Alexei Licea Navarro, investigador del mismo departamento y ex director de la División de Biología Experimental y Aplicada del Cicese, se asociaron en 2018 para evaluar farmacológicamente dos caracoles marinos.
Meses después, la científica dirigió su atención a un péptido (moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos) derivado del caracol marino Californiconus, especie que vive en las costas de California y Baja California y se caracteriza por producir sustancias que paralizan a sus presas.
El intenso trabajo rindió fruto en el Laboratorio de Desarrollo y Evaluación Preclínica de Sustancias Bioactivas del Cicese, a cargo de la doctora Caram.
Nuestro grupo, explicó en la entrevista, “obtuvo una omega conotoxina con alto grado de selectividad y especificidad a canales y receptores involucrados en la señalización y transmisión del dolor, lo que representa una oportunidad para el desarrollo de nuevos fármacos con efectos menos adversos a la salud humana”.
Resaltó la trascendencia del hallazgo, al comentar que el estudio y desarrollo de analgésicos a partir de los péptidos que conforman el veneno de caracoles cónidos, se incrementaron en los últimos años debido a su alta selectividad y especificidad, demostrada con el éxito terapéutico del fármaco Ziconotide, de gran eficacia para eliminar el dolor crónico de la mejor manera, sin generar adicción o depencia en los pacientes

El caracol marino Californiconus californicus, especie que vive en las costas de California y Baja California, se caracteriza por producir sustancias que paralizan a sus presas y por ello son objeto de estudio científico en el Cicese (Cortesía).
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México tiene el remedio en casa
A diferencia del costoso, invasivo y riesgoso procedimiento de la “Bomba de Infusión Intratecal”, que requiere hacer una incisión permanente en la médula espinal de los pacientes para bombear fármacos a los nervios que generan la sensación de dolor, los científicos del Cicese han creado el mejor medicamento contra el dolor crónico y trabajan en el procedimiento más sencillo para suministrarlo a los pacientes mediante una sencilla inyección.
El trabajo colaborativo Caram–Licea encontró que la omega conotoxina se puede administrar de manera sistémica –en la vena del paciente por goteo, o en inyecciones locales al canal espinal (intratecal) y al cerebro (intracerebral)– lo que reduce considerablemente el costo de uso farmacéutico y difunde la medicina con una exposición y toxicidad mínima.
Superior aún. Dijo que el producto del Cicese quita el dolor de manera más rápida y prolongada que el zinocotide, el cual retira el dolor por tres horas “y nuestro compuesto en animales lo quita por hasta ocho horas, además de ser efectivo en tres modelos de dolor diferentes: agudo, inflamatorio y neuropático”.
Caram tiene la certeza de que la molécula que se identificó en el laboratorio del Cicese, próxima a una patente y a darse a conocer en publicaciones especializadas del mundo, “mejoraría muchísimo la calidad de vida de quienes sufren dolor”.
Su convicción tiene sustento:
En menos de una década, el 60% de los pacientes con dolor “van a ser refractarios”; es decir, que aun cuando consuman fármacos antiinfamatorios, antiepilépticos o esteroidales como la dexametazona y la cortisona, ya no van a reaccionar a un tratamiento a menos de que éste sea selectivo y actúe sobre algo que realmente bloquee la transmisión del malestar.
– ¿Qué precio tendría un medicamento elaborado con su conotoxina y cuándo estaría en el mercado?
“Su precio aún no se estima porque en este momento la síntesis no es barata”, respondió la científica, quien antes comentó que el costo para sintetizar la conotoxina asciende a 100 mil pesos, recurso que su equipo no ha conseguido debido a las restricciones presupuestales del gobierno mexicano.
Precisó el dato:
En realidad, dijo, se trata de pocas cantidades, pero una vez que se generen, por ejemplo los reactores específicos para producirla, el compuesto se podrá elaborar en grandes cantidades con lo que el costo-beneficio sería muchísimo mejor.
El tiempo estimado para que salga al mercado este nuevo medicamento, es de 20 años, pero se reduciría a diez si el gobierno finalmente decide aportar a esta investigación el soporte completo.
Sin embargo, Caram no espera una respuesta favorable del gobierno federal en 2023, porque ha escuchado que continuarán las restricciones presupuestales. “Y eso es frustrante porque nosotros vamos avanzando aun con las limitaciones”.
Conocedora de la trascendencia social y científica de su investigación, que además abarca experimentación molecular para purificar y caracterizar sustancias bioactivas en el veneno del escorpión endémico Centruroides exilicauda, y usarlo en el tratamiento del dolor inflamatorio y enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple y la epilepsia -con resultados de efectividad en la reducción del sufrimiento en animales de hasta el 95%-, comentó:
“Creemos que tenemos algo prometedor, que puede beneficiar a la sociedad, pero todo se queda ahí porque nosotros no podemos hacer nada, no podemos promocionarlo”.

El estudio del potencial analgésico del veneno de alacranes y escorpiones sólo se hace en Australia, Dinamarca y Estados Unidos. En el Cicese, la doctora Caram trabaja con la especie Centruroides exilicauda, endémico de Baja California, obteniendo resultados muy prometedores para la elaboración de futuros medicamentos para el dolor en humanos (Cortesía Doctora Nadia Caram ( Cicese).
Oportuno recordatorio
Ante esta lamentable situación, cabe recordar que en sus nuevos lineamientos en cuidados paliativos y la enfermedad del dolor, la Organización Mundial de la Salud, recomendó el 20 de agosto de 2020 a los gobiernos del planeta, integrar los cuidados atenuantes y la medicina del dolor en todos los planes pertinentes de control de enfermedades y fortalecimiento de los sistemas de salud
La OMS incluyó a los analgésicos en la lista de “remedios esenciales” para adultos y niños, “en estrategias mundiales clave sobre cobertura sanitaria universal, enfermedades no transmisibles y servicios de salud integrados y centrados en la persona”.
La organización mundial también recomendó a los Estados miembros mejorar el acceso a medicamentos para cuidados paliativos y dolor, mediante el mejoramiento de los reglamentos y sistemas de suministro nacionales.
A los gobiernos, la OMS hizo el llamado a reforzar las investigaciones que se realizan en ciencia y tecnología, orientadas a enfrentar la epidemia del dolor que asola a millones de personas. Puntualizó dos lineamientos:
- Promover el suministro de recursos adecuados para programas e investigaciones sobre cuidados paliativos y medicina del dolor, especialmente en países dotados de recursos escasos.
- Crear modelos basados en pruebas sobre cuidados paliativos y fármacos para el dolor que sean eficaces en contextos de ingreso bajo e ingreso mediano.
Estas son las reflexiones esenciales en las que México debe sustentar, a mediano plazo, una industria nacional vigorosa e independiente, apuntalada en una política pública acertada, oportuna y de vanguardia, que enfrente con éxito y humanismo la pandemia de dolor crónico que sufre entre el 20 y 25 por ciento de su población.
Y para ello sólo tiene que voltear a casa: apoyar a sus científicos, ordenar al sector y crear las políticas públicas necesarias y accesibles a todos para combatir de manera eficiente al dolor, fortalecer los tratamientos paliativos, y motivar la creación de consorcios multidisciplinarios regionales que resuelvan problemas locales.