Despenalización y Legalización del aborto: Las razones científicas (Parte III)
“La prohibición del aborto del aborto es una penalización a la libre sexualidad.”
-Judith Butler, Buenos Aires, Argentina, abril 2019.
A partir de la primera línea todo fin de ésta publicación estará enfocado a la “Interrupción Voluntaria o Legal del Embarazo” dentro de los tiempos límites graduales máximos propuestos en nuestro país para ambos casos; doce semanas de gestación, como máximo, para la interrupción voluntaria (IVE), y veinte semanas de gestación, como máximo, para la interrupción legal (ILE), lineamientos vigentes en la legislación mexicana en la Ciudad de México.
Jey Fernández/ 4Vientos
Como activista, iniciarme en la búsqueda de la razones para despenalizar y legalizar el aborto empieza en mí misma. Me cuestiono por principio mi propio #DerechoADecidir sobre mi cuerpo, el derecho a ejercer cambios estéticos, el derecho a escribir sobre mi voluntad si llegado el día, y por razones médicas, ya no quiera seguir siendo una carga emocional para mi familia, para mis amigas y amigos, y para mí misma. El miedo al dolor enfrascado en un largo lapso de tiempo marca un punto de partida; poner final algún día a mi propia vida mediante la eutanasia. Éstas preguntas despiertan desde mi temprana adolescencia, ¿dónde habitan los límites a ejercer sobre nuestros cuerpos?
En un mundo que ha establecido hasta fronteras imaginarias en el mapa físico-geográfico del mapamundi, todo son límites; filosóficos, religiosos, sociológicos, jurídicos, médicos, hasta que la ciencia moderna nos despierta, nos quita la venda de los ojos, y en consecuencia ejerce dinámicas irreversibles sobre las fronteras de nuestras consciencias. Así aparecen nuevos confines entre la siempre supuesta relatividad del “bien” y el “mal”, dependiendo de quién los interprete, y de quién los escriba en nuestras construcciones sociales y culturales.
La vida, la muerte y su abrazo místico. Fuente http://jgarodri.blogspot.com
Principio y fin, ahí la respuesta
¿Dónde comienza la vida humana? ¿Dónde termina la vida humana? ¿En el corazón, o en el cerebro? Si el corazón muere, el cerebro muere, mas si el cerebro muere, el corazón no necesariamente deja de latir. Ésta será una de las premisas que desde la neurociencia y la bioética, marquen partida y meta de la vida humana; el inicio y el fin de la actividad cerebral.
“La vida es un derecho, no una obligación.” [1]
Para una mujer la decisión de abortar puede ser una de las más difíciles que tenga que enfrentar a lo largo de toda su vida. Ya para evitar tener un hijo producto de una violación, ya por no poder cubrir las necesidades básicas para darle a ese hijo en gestación;, ya por un diagnóstico de grave malformación que al poner en riesgo su vida ponga también en riesgo su estabilidad familiar, o simple y sencillamente por sentirse incapaz, por la razón que sea, de poder comprometerse como madre para ese hijo. Resumidamente significa decir “no” a una maternidad que circunstancial o premeditada, o meditadamente la mujer no quiera o no pueda asumir.
“La maternidad será deseada, o no será”

Embrión, etapa prenatal primer mes. Imagen: internet
Interrumpir un embarazo implica una decisión de gran responsabilidad que pone fin a una vida humana. Por lo tanto se presenta imperativo conocer, saber, de qué vida hablamos, porque hay diferencias relevantes entre una célula, un grupo de células, un embrión y un feto. Principalmente: ¿Dónde el feto deja de ser un puñado de células y comienza a ser persona?
A partir de aquí surgirán las interrogantes y a su vez las premisas más importantes para que desde la bioética, pueda ejercerse la interrupción del embarazo desde la perspectiva ética-científica, misma que por ende, deban sustentarse en la legal.
- ¿El cigoto, embrión, o feto siente dolor cuando se le aborta?
- ¿El cigoto, embrión, o feto tiene actividad cerebral cuando se le aborta?
- ¿El cigoto, embrión, o feto posee autonomía de supervivencia; es decir, puede sobrevivir por sí mismo fuera del útero?
“Las personas se han estremecido ante todo tipo de violaciones moralmente inapropiadas de los criterios de pureza de su cultura: tocar a un intocable, beber de la misma fuente de la que ha bebido un negro, permitir que sangre judía se mezcle con sangre aria, tolerar la sodomía entre hombres que lo consientan. Hasta en 1978, muchas personas se estremecían ante las nuevas tecnologías de la fecundación in vitro o, como entonces se les llamaba, de los “niños probeta”. Pero hoy no constituye excepcionalidad moral alguna y, para cientos y miles de personas, es una fuente de felicidad inconmensurable e incluso de vida.”: -Steven Pinker. “La Tabla Rasa”
La Bioética como respuesta final
Para las personas no científicas, y aún para las “científicas” no familiarizadas con otras disciplinas y sus propios procesos, hablar de aborto es un tema de debate que atrapa cualquier cantidad de variables; creencias religiosas, moral, ética, filosofía, biología, embriología, jurídicas, etcétera. ¿Se puede entonces debatir reduciendo el tema del aborto a una sola llave del conocimiento? ¿No se convierte entonces la bioética en una revisión metodológica reduccionista? Para despejar específicamente el uso de la ‘bioética’ en el tema del aborto cito a la Dra. Mina Piekarewicz Sigal [2] en su exposición “Bioética, aborto y políticas públicas en América Latina” [3]:

Ciencia y Religión. (imagen de internet)
“Parto del postulado de Van R. Potter con el cual coincido plenamente:
la ética de nuestro tiempo ha de basarse en el conocimiento científico, probado y comprobado, y no en creencias particulares. Con ello en mente, V. R. Potter –destacado bioquímico norteamericano– convocó en 1970 a la humanidad a dotarse “urgentemente [de] una nueva sabiduría que le proporcionara ‘el conocimiento sobre cómo utilizar el conocimiento’ para la sobrevivencia del hombre y el mejoramiento de su calidad de vida” [4]. Para esa nueva sabiduría Potter propuso el término bioética, la cual debía “cimentarse en la biología, ampliada más allá de sus límites tradicionales para incluir los elementos más esenciales de las ciencias sociales y las humanidades, con énfasis en la filosofía en sentido estricto, o sea, en el ‘amor a la sabiduría’”. La bioética, síntesis de conocimientos y valores, es para Potter una ética basada en el conocimiento científico [5].
La migración de la moral religiosa; “del alma, al ADN”
“Egoísmo no es hacer de nuestras vidas nuestra propia voluntad; sino es querer imponer el que otras personas hagan lo que es nuestra voluntad”.
El discurso #Antiderechos ante la complejidad de demostración que implica la existencia, o no existencia del alma, ha optado por otorgar a sus exposiciones una supuesta “perspectiva biológica”, argumentando bajo ésta óptica el fundamento de que el cigoto ya tiene un “genoma humano completo e irrepetible”, y que ahora el ADN sirva para sustituir al “alma” para así perpetuar su defensa en la sacra consagración de la vida. [6]
Lourdes Méndez, diputada del PP y presidenta de la Asociación Familia y Dignidad Humana/ Actuall. [7]
Cuatro perspectivas bioéticas, un mismo criterio –el embrión no es una persona-
De cualquier cantidad de criterios bioéticos disponibles en la web a favor de la interrupción del embarazo, hemos elegido cuatro; tres de ellos mexicanos y todos ellos miembros del Colegio de Bioética, AC; Ricardo Tapia I. [8], Mina Piekarewicz Sigal [9], y Héctor A. Mendoza Cárdenas [10], respectivamente: Un médico, investigador y académico con doctorado en Bioquímica. Una socióloga, investigadora y académica con maestría en Bioética y Derecho. Y, un licenciado en Derecho, investigador y académico con maestría en Derecho Internacional Privado y doctorado en Derecho.
El cuarto criterio es el de Michael Gazzaniga [11]; psicólogo norteamericano, investigador y académico, con doctorado en Psicobiología, miembro del President’s Council on Bioethics (Consejo Presidencial de Bioética) de los Estados Unidos de América.
Ricardo Tapia Ibargüengoytia
Tapia es el ‘Gazzaniga’ mexicano, curiosamente ambos con la misma edad; actualmente con 79 años, ha sido el veterano defensor desde la Bioética en el tema de la despenalización del aborto.

Dr. en Bioética, Ricardo Tapia Ibargüengoytia
Justamente tocó a Tapia Ibargüengoytia responder la encomienda por parte del Colegio de Bioética al cuestionario de cuarenta preguntas que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) envió a dicha institución, y otras instituciones más, cuando la CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos) y la PGR (Procuraduría General de la República) impugnaron en tribunales la despenalización del aborto del entonces DF, despejando así en el año 2007, y prácticamente en dos respuestas de las 40 formuladas, las dudas científicas planteadas por la Corte, y que a continuación reproducimos:
Pregunta 19 (SCJN):
-¿Cómo es la estructura de la corteza cerebral a las 13, a las 16 y a las 21 semanas?
Responde el Dr. Tapia:
-Como ya se mencionó en la pregunta tres, a las 12 semanas no hay corteza cerebral sino que apenas existe la llamada placa cortical en donde ya hay algunas neuronas.

La vida de un cerebro de la gestación a la madurez (imagen internet)
“Entre las semanas 13 y 17 aparecen más grupos neuronales y se empiezan a establecer las conexiones sinápticas, entre ellas, en un proceso continuo y gradual, hasta que a las 21 semanas la corteza cerebral tiene ya tres o cuatro milímetros de grueso. Sin embargo, a esta edad intrauterina no se han diferenciado las distintas capas neuronales intrínsecas a la corteza cerebral, ni tampoco las columnas neuronales que determinan la integración de la función cortical. Tampoco se han terminado de establecer las conexiones sinápticas con los axones que provienen del tálamo y de otras regiones del interior del cerebro. Esto ocurre de manera similar en todas las áreas de la corteza cerebral: corteza frontal, corteza visual, corteza auditiva y corteza somatosensorial. En todas estas áreas la información de las capas neurales se termina de formar entre las semanas 22 y 26. Debido a esta inmadurez estructural y funcional no es posible detectar respuestas eléctricas a estimulaciones, ni actividades electroencefalográficas, sino hasta la semana 30″.- [12]
Pregunta 21 (SCJN):
– ¿La experiencia de dolor es una sine qua non del ser humano?-
Responde el Dr. Tapia:
-Si la pregunta se refiere a que mientras no sea posible la experiencia de dolor no se es ser humano, la respuesta es probablemente no, ya que los mamíferos y muchos otros animales ciertamente sienten dolor y no son humanos. Sin embargo pueden sentir dolor, ciertamente se requiere de la maduración de las estructuras nerviosas que conducen el impulso nervioso hasta los grupos neuronales del interior del cerebro, especialmente el tálamo y del tálamo a la corteza cerebral para poder tener la experiencia de dolor.Es importante señalar que, en este sentido, tal maduración no ocurre antes de las semanas 26-28 de la gestación, e inclusive algunos estudios en donde se ha registrado la actividad eléctrica de la corteza cerebral como respuesta a la estimulación sugieren que es hasta la semana 30 cuando se puede sentir dolor.– [13]

Desarrollo intrauterino del embrión a feto. Imagen de internet
Ahora hacemos un repaso a la publicación de Ricardo Tapia: La formación de la persona durante el desarrollo intrauterino desde el punto de vista de la neurobiología, del año 2007:
“Es por esto que el conocimiento neurobiológico sobre el desarrollo anatómico y funcional del sistema nervioso humano nos permite establecer que no se puede hablar de persona sino hasta el tercer trimestre del embarazo, y que por eso no hay duda de que el embrión de 12 semanas no es un individuo biológico ni mucho menos una persona.”

Cigoto fecundado (imagen de internet)
“… el hecho de que el cigoto o el embrión humano en las primeras semanas de su desarrollo posea el genoma de la especia humana no es válido como argumento para considerar al cigoto o al embrión como un ser humano.
“Desde el punto de vista científico, el ser humano, la persona, es el resultado del desarrollo ontogénico cuando éste alcanza la etapa de autonomía fisiológica ─la viabilidad fuera del útero materno, ya que mientras tanto depende totalmente del aporte nutricional y hormonal de la mujer─ y cuando su sistema nervioso ha adquirido la estructura y la funcionalidad necesarias para percibir estímulos sensoriales, experimentar dolor y adquirir conciencia y autonomía.
“En efecto, el sistema nervioso central, y más específicamente la corteza cerebral, el área más desarrollada en los primates, y de entre los primates en el Homo sapiens, así como las conexiones que la corteza cerebral recibe desde otras áreas del cerebro, constituyen el sustrato biológico que determina estas propiedades. Hasta que no se alcanza tal desarrollo no se puede hablar de “vida humana” ─aunque por supuesto, como ya se explicó, hay vida─. Mientras esto no ocurre, la vida de un embrión no difiere sustancialmente de la de cualquier célula, órgano o tejido de un organismo multicelular vivo.”

Imagen de desarrollo intrauterino. Feto en semana 24. (internet)
“Todos estos estudios han establecido sin lugar a dudas que el feto humano es incapaz de tener sensaciones conscientes y por tanto de experimentar dolor antes de la semana 22-24. Esta es la conclusión a la que llegaron los autores de la referencia 4, basados en un análisis de más de 2000 trabajos científicos publicados hasta junio de 2005. Probablemente no es una coincidencia que es justamente hasta las semanas 22-24 cuando el producto puede ser viable fuera del útero (aunque con muchas dificultades).” [14]
Mina Piekarewicz Sigal
Mina Piekarewicz de formación socióloga, hace una breve reseña, mas muy objetiva, en su publicación del año 2015: “Bioética, aborto y políticas públicas en América Latina”, publicada en la revista digital Scielo, siendo éste último un portal web muy utilizado entre la comunidad científica. Parte de la misma premisa primigenia de que el #AbortoLegal afecta a las mujeres más pobres, desde nuestro punto de vista; no sólo a las mujeres; sino incluso a parejas y familias enteras, cuando la mujer arriesga su salud y su vida en abortos inseguros o clandestinos.

Las mujeres indígenas viven una mayor dificultad para tener acceso al aborto legal y seguro. FOTO: Emilio Morales
En su ensayo “Bioética, aborto y políticas públicas en América Latina”, Mina Piekarewicz expone sus puntos de vista bioéticos, que aquí retomamos:
“El conocimiento científico en genética y embriología humanas registran que en la primera fase del embarazo una proporción no mayor del 20% de los cigotos producto de la concepción se desarrolla para dar lugar a un feto que pudiera llegar a ser un nacido vivo.
“Los cigotos tienen muy diferentes destinos; entre ellos, generar tejidos amorfos, embarazos anembriónicos, cigotos caóticos, tumores benignos y malignos, tejido embrionario con deficiencias orgánicas tan severas que producen fetos anencefálicos y ausencia de otros órganos [15]. De ahí que ni al óvulo fecundado, al cigoto, al blastocisto, al pre-embrión, al embrión o al feto se les pueda conferir estatus ni derechos de la persona con anterioridad al nacimiento.”
La neurobiología, por su parte, tras realizar y cotejar numerosos estudios, concluye que “desde el punto de vista científico, el ser humano, la persona, es resultado del desarrollo ontogénico cuando éste alcanza la etapa de autonomía fisiológica –viabilidad fuera del útero materno, ya que mientras tanto depende totalmente del aporte nutricional y hormonal de la mujer– y cuando su sistema nervioso ha adquirido la estructura y la funcionalidad necesarias para percibir estímulos sensoriales, experimentar dolor y adquirir conciencia y autonomía [16]”, todo lo cual no sucede sino hasta la fase tercera y última de la gestación.” [17]
Héctor Augusto Mendoza Cárdenas
Abogado de formación, de lectura a veces hilarante por sus comprometidas comparaciones, autor de: “El inicio de la vida: discurso bioético-jurídico en la Legislación Mexicana”, “Inicio y fin de la vida: aspectos biojurídicos”, junto con Sonia López García, y autor también bajo el mismo binomio de: “Voluntad procreacional vs derecho a la vida”.
De los autores mexicanos en bioética-biojurídica, Mendoza Cárdenas es sin duda uno de los más prolíficos, logra eludir el reduccionismo bioético-biojurídico para trascender al lenguaje coloquial en publicaciones, por decirlo de alguna manera; ‘menos formales’, pero no tanto como para no ser reconocidas por el Colegio de Bioética. De tal manera hemos citado algunas de sus publicaciones, que han formado nuestro acervo de información, pero de él, hemos elegido la más paralela y de lenguaje común y corriente:
“Dejemos de ser hipócritas: un óvulo fecundado no es una persona”
“Si partimos de la base de que un óvulo fecundado es el equivalente a una persona nacida, las consecuencias de ello serían catastróficas. Una de las más grandes promesas de la ciencia moderna es la medicina genómica, hoy más que nunca, nos guste o no, hemos sido capaces de escudriñar en lo más íntimo del ser humano. En ese orden de ideas, aceptar derechos desde la fecundación, implicaría frenar de un solo golpe a la ciencia nacional, ya que se haría necesario prohibir toda investigación embriológica, porque supondríamos que investigar con embriones sería tanto como investigar con personas que no pueden otorgar su consentimiento.”
“Así en ciudades como Guadalajara, Puebla, la Ciudad de México o Monterrey [por citar algunas] se están generando embriones, e incluso por razones técnicas, muchos de ellos están congelados y almacenados para su posterior utilización.
“DESDE EL INSTANTE DE LA CONCEPCIÓN” Comentarios a la resolución 22-2011 (Constitucionalidad), del 15 de febrero del 2017. Foto: Revista Enfoque Jurídico
Pensemos nuevamente que estos embriones son personas, pues déjenme decir entonces que son personas privadas ilegalmente de su libertad y peor aún, son personas secuestradas a menos 196 grados centígrados, que es la temperatura del nitrógeno líquido en donde se conservan/congelan los embriones. Un dato adicional, como en este proceso intervienen más de tres personas, de acuerdo con nuestra legislación vigente, deberían ser acusadas también por el delito de “delincuencia organizada”.
“Considerar al embrión como persona es, por tanto, un sin sentido. Concluyo con un último dato: el porcentaje de anidación de los embriones en el endometrio de la mujer, de manera natural, no supera el 20%. Dicho en otros términos, 20 de cada 100 óvulos fecundados, son desechados de manera natural en la menstruación de las mujeres. Siendo así y si consideramos a los pre-embriones como personas, ¿acaso tendríamos que hacerles un funeral y expedir un acta de defunción?” [18]
Michel Gazzaniga
De impresionante currículo; 79 años de edad, psicólogo y psicobiólogo especializado en neurociencia.

Dr, Michel Gazzaniga, eminente neuorobiólogo.
Gazzaniga es uno de los mayores expertos y exponentes en neurociencia cognitiva, profesor en la Universidad de California, donde dirige el Centro SAGE para el Estudio de la Mente. Autor de varios ensayos y artículos de gran relevancia, también autor de varios libros y reconocido divulgador científico de audiencias diversificadas. Forma parte de varias instituciones dedicadas a la ciencia y ha llegado a ser asesor presidencial en los Estados Unidos en temas relacionados con bioética.
Gazzaniga será un referente permanente de consulta, junto con otros investigadores, de los más complejos casos jurídicos llevados a cortes internacionales. Desde el 2012, año del caso “Artavia Murillo y otros vs Costa Rica”, los libros, ensayos y publicaciones en bioética de Michael S. Gazzaniga, pasarán a formar parte imprescindible en los estantes de instituciones y personas derecho humanistas defensoras de la Despenalización y Legalización del Aborto. Los siguientes párrafos son tomados de su libro: “El cerebro ético”, serán pilares fundamentales en la lectura de nuestra publicación.

“Óvulo fecundado”. Revista El Semanario, abril 16, 2018.
“El óvulo fecundado representa el punto de partida de la entidad que muy pronto se dividirá y dará origen a un feto que al final se convertirá en un bebé. Es sabido que un óvulo fecundado es el comienzo de la vida de un individuo, si bien no es el comienzo de la vida, puesto que tanto el óvulo como el espermatozoide, antes de unirse, sólo representan la vida del mismo modo que cualquier planta o criatura. Pero ¿es adecuado atribuir el mismo estatus moral a ese embrión humano que a un bebé recién nacido o, por el mismo motivo, a cualquier ser humano? Los bioéticos continúan debatiendo la cuestión. Las implicaciones de la determinación del comienzo del estatus moral son de amplio alcance, pues repercuten en la cuestión del aborto, la fecundación in vitro, la clonación biomédica y la investigación con células madre.”
“Hemos descrito someramente la neurobiología del desarrollo cerebral del feto. La fase embrionaria pone de manifiesto que el óvulo fecundado es un cúmulo de células sin cerebro; los procesos que empiezan a generar un sistema nervioso no se inician hasta después del día 14. Hasta los seis meses de gestación no existe un sistema nervioso complejo o sostenible.”
“La evidencia de que un cerebro humano no es viable hasta la semana 23, y sólo con ayuda de la asistencia médica moderna, no parece influir en el debate. Éste es el punto en que falla la «lógica» neurocientífica. Los argumentos morales se mezclan con la biología, y el resultado es un batiburrillo de pasiones, creencias y opiniones ilógicas y obcecadas.
“A partir de las cuestiones concretas que se plantean, yo mismo tengo diversas respuestas acerca del momento en que se debe atribuir estatus moral al feto. Por ejemplo, en lo que respecta al empleo de embriones para la investigación biomédica, considero que el límite del día 14 establecido por los investigadores es una práctica plenamente aceptable.
Sin embargo, en la consideración de si un feto es un «humano como nosotros», y en la atribución de derechos morales y legales al ser humano, sitúo la edad en un momento muy posterior, en la semana 23, cuando la vida es sostenible y el feto puede, con la asistencia de una unidad neonatal, sobrevivir y desarrollarse hasta dar lugar a un ser humano inteligente con un cerebro normal. Es la misma edad en la que el Tribunal Supremo estadounidense ha fijado el límite del aborto legal.”

Una marcha de mujeres en Washington, en 1971, para exigir que la interrupción del embarazo fuera legal. Lo es desde el fallo de Roe vs. Wade, de 1973. Credit Associated Press
“Una tradición de la medicina trata todo tejido humano con respeto, ya sean cadáveres en una facultad de Medicina o muestras de células en un laboratorio de biología. Yo creo en este principio. Pero no creo que deba aplicarse hasta el punto de atribuir el mismo estatus moral que merece un ser humano a cualquier célula humana. Se puede observar con respeto un tejido a través del microscopio, pero no como si se tratara de «una especie de humano».
Es necesario, por tanto, establecer un indicador para atribuir un estatus moral intermedio al embrión humano. Las voces críticas dicen que la elección de una fecha o un indicador de desarrollo es una forma caprichosa de determinar el comienzo de la vida. Pero yo replicaría que el comienzo y el fin de la vida suelen ser más caprichosos que lógicos. Es lo mismo que sucede en la determinación de la muerte cerebral, pero en el extremo opuesto de la escala vital. Debemos tomar una decisión, porque no hacerlo es ilógico.”
“En mi opinión, es evidente que un óvulo fecundado, un conjunto de células sin cerebro, difícilmente merece el mismo estatus moral que atribuimos al niño recién nacido o al adulto en plenitud de facultades. La mera posesión del material genético de un futuro ser humano no conlleva necesariamente la existencia de un ser humano. El embrión en desarrollo que se convierte en un feto, que será un futuro bebé, es producto de una interacción dinámica con el entorno del útero, las experiencias posnatales y multitud de factores adicionales. Una descripción puramente genética de la especie humana no define un ser humano. Éste representa otro nivel de organización, distinto del de un simple embrión, al igual que un embrión es distinto de un óvulo y un espermatozoide.” [19]

Los científicos Juliana González, Rosaura Ruiz y Ricardo Tapia, se manifestaron contra las reformas antiaborto aprobadas en varios estados del país. Foto: La Jornada/María Luisa Severiano
Antes de cometer la osadía de publicar un criterio escrito, pasamos dos años revisando documentos, analizando el contexto nacional, el contexto local, el micro-contexto cercano, hicimos contra la despenalización y legalización del aborto hasta la abogacía del diablo. Desde el inicio propusimos en foros que la única razón de resistencia era el prejuicio religioso, y en repetidas ocasiones se nos dijo desde vaga, y hasta contundentemente “que no”, que existían “otros valores”, quizá éticos, quizá filosóficos. Hablamos en oposición a la despenalización con la atea y el ateo, con la agnóstica y el agnóstico sin hallar en ésa ruta bases bien fundamentadas; sólo argumentos sin mayor sustento, en éste punto fue cuando hallamos lo encarnado e incrustado del prejuicio religioso. En una mano, la fuerza de la influencia hegemónica católica en nuestras construcciones sociales y culturales, y en la otra; el estigma contra la liberalización sexual de la mujer, machismo implícito.
En esta serie de textos hemos expuesto las razones que abarcan desde el #DerechoADecidir, la Justicia Social, el apartado legal y concluimos con la presente entrega el lado científico analizado desde la bioética.
De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy en el Mundo habrán muerto 137 mujeres víctimas de un aborto inseguro de las 50 mil que mueren anualmente, ¿por qué? Porque al obispo y al legislador, uno que busca aprobaciones, mientras que el otro busca votos, agenciándose ambos de entre las personas más conservadoras, habrán ejercido presiones para que el aborto no sea permisible.
Mientras en la otra cara de la doble moral social, esas 137 muertas, sólo de hoy, habrán de ser veladas, sepultadas, y acreditadas sus defunciones legalmente. Pero el obispo, el cura y el legislador no habrán de gestar, ni vivir las inconveniencias del proceso gestacional, tampoco habrán de padecer los dolores de parir, ni vivir con la cicatriz de una cesárea, ni mucho menos tendrán que amamantar, y ciertamente jamás tendrán que encarar la dura y difícil decisión de pensar en abortar.

Mujeres mexicanas exigen la despenalización del aborto. Foto: Proceso
Salud pública, derechos humanos, justicia social se ven impedidos de avanzar a la par del conocimiento científico. De la mano de la ciencia, el ser humano ha podido desarrollar al día de hoy fármacos que permiten la interrupción del embarazo con los menores riesgos posibles, sin embargo, ¿hasta dónde la misma ciencia se ha visto demorada en el desarrollo de nuevas biotecnologías por el estigma social?
Nada va disuadir a la mujer decidida a abortar; ni la ley, ni la religión.
Habiéndose esgrimido todas las razones anteriores: ¿Por qué obligarla a parir? ¿Por qué criminalizarla de no parir? ¿Por qué obligar a una niña, a una adolescente, a una mujer a ejercer una maternidad no deseada?
En el Derecho mexicano claramente se jerarquiza la vida de la madre, sobre la del cigoto, embrión o feto bajo ciertos preceptos: violación, inviabilidad del producto, o riesgo de vida para la gestante. En la visión social generalizada, llama entonces particular atención la aceptación de la no punibilidad del aborto por violación, pues demuestra que aquí sí deja de ser importante la vida del producto, mas cuando la mujer decide hacer valer su #DerechoADecidir entonces será criminalizada.
El embarazo no es un acto; sino un proceso gradual, de tal manera ésta gradualidad o gradualismo sea el proceso rector para despenalizar y legalizar el aborto en los países con los más altos índices de respeto a la salud y a los derechos sexuales y reproductivos.
Tras 148 años de criminalización del aborto en nuestro país; ¿el hecho de abortar ha dejado de existir? De tal manera el aborto seguro sigue siendo un privilegio de clases, un privilegio de quienes cuentan con los recursos económicos, pero no así para las mujeres que no cuentan con ésta solvencia económica.
“Reclaman liberación de joven encarcelada tras aborto en Argentina”. Imagen: Agencia AFP.
¿Qué permite subsistir la injerencia de la Iglesia Católica y otros grupos religiosos en las políticas públicas de México? ¿La pobreza? ¿La ignorancia?
“La despenalización del aborto se justifica para defender los derechos de la mujer, porque su vida es una realidad, y no una posibilidad”
Nuevamente: ¿Existe el “derecho a la vida desde la concepción”?
- Educación sexual para decidir.
- Anticonceptivos para NO abortar.
- #AbortoLegal para no morir.
Parte IV
-Breve resumen al contexto de la Despenalización y Legalización del Aborto en los Estados fronterizos-
Referencias:
1.- Frase de la película: “Mar adentro”, 2004.
2.- Dra. Mina Piekarewicz Sigal. Curriculum Vitae, Colegio de Bioética, AC.
http://colegiodebioetica.org.mx/integrantes/mtra-mina-piekarewicz-sigal/
3.- “Bioética, aborto y políticas públicas en América Latina”. Mina Piekarewicz. Vía: Scielo (Scientific Electronic Library Online):
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1886-58872015000100002#_ftn294
4.- “Potter, V. R. Bioethics: the science of survival, adapted from chap. I of “Bioethics: Bridge to the Future”, by Van R. Potter; to be published Prentice-Hall, Inc., Englewood Cliffs, New Jersey, 1971, pp. 127-153. Agradezco al Dr. Ruy Pérez Tamayo el haberme facilitado copia del original.”
5.- “Ibíd”.
6.- La dignidad de la vida está por encima de los ordenamientos constitucionales. Fuente: Actuall Diario Digital.
https://www.actuall.com/criterio/vida/la-dignidad-de-la-vida-esta-por-encima-de-los-ordenamientos-constitucionales/
7.- Ibídem.
8.- Ricardo Tapia Ibargüengoytia. Ficha curricular del Colegio de Bioética, AC:
http://colegiodebioetica.org.mx/integrantes/dr-ricardo-tapia/
9.- Mina Piekarewicz Sigal. Ficha curricular del Colegio de Bioética, AC:
http://colegiodebioetica.org.mx/integrantes/mtra-mina-piekarewicz-sigal/
10.- Héctor A. Mendoza Cárdenas. Ficha curricular del Colegio de Bioética, AC:
http://colegiodebioetica.org.mx/integrantes/dr-hector-a-mendoza-c/
11.- Michael S. Gazzaniga: Biografía, Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Michael_Gazzaniga
12.- El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Salvador Aguirre, ponente del análisis de la constitucionalidad de la ley que, en el Distrito Federal, despenaliza el aborto hasta las 12 semanas. Y que con el fin de hacerse de elementos de juicio, el ministro Aguirre envió en cuestionario a distintos especialistas en salud. Respuestas que textualmente dio Ricardo Tapia, neurofísico mexicano de prestigio internacional y maestro emérito por la UNAM a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Copia del documento colección particular; Jey Fernández.
13.- Ibíd [13].
14.- La formación de la persona durante el desarrollo intrauterino, desde el punto de vista de la neurobiología. Ricardo Tapia. Pags: 1, 2, 3, 4
http://www.inb.unam.mx/bioetica/lecturas/rtapia_ab_neuro_355apersona.pdf
15.- Colegio de Bioética, A.C. Comunicado de prensa. Diario Reforma (México), octubre 13, 2011.
16.- Tapia, R. La formación de la persona durante el desarrollo intrauterino, desde el punto de vista de la neurobiología.
17.- “Bioética, aborto y políticas públicas en América Latina”. Vía: Scielo (Scientific Electronic Library Online):
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1886-58872015000100002#_ftn294
18.- “Dejemos de ser hipócritas: un óvulo fecundado no es una persona”. Héctor A. Mendoza Cárdenas. El Semanario, abril 16, 2018
https://elsemanario.com/colaboradores/hector-mendoza/259455/un-ovulo-fecundado-no-es-una-persona-hector-mendoza/
19.- “El cerebro ético”. Michael Gazzaniga. Pags: 21, 24, 32 y 33. España: Paidós (2015):
https://www.primercapitulo.com/pdf/2016/1328-el-cerebro-etico.pdf
Foto de portada: “Óvulo siendo fecundado por un espermatozoide”. (internet)
Jey Fernández: Activista por los derechos de la Diversidad Sexogenérica, activista por los Derechos de la Mujer, transfeminista y feminista de tercera generación, documentadora del derecho a la interrupción voluntaria y legal del embarazo, y observadora local de los feminicidios en el municipio de Ensenada, B. C.