DESDE LA IZQUIERDA: La impotencia y la rabia mueven a la derecha y a los criminales
El 26 y la madrugada del 27 de septiembre del año en curso se cumplieron ocho años del crimen que el Estado cometió en contra de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero. Mucho se ha escrito, dicho e investigado sobre este acto de lesa humanidad. La exigencia por parte de los padres, familiares, amigos y de la mayoría de la sociedad es que se esclarezca este acto criminal.
Jesús Sosa Castro* / 4 Vientos
Foto destacada: Captura de pantalla en Youtube.
El pueblo mantiene una creciente e inusitada actividad que ha encendido los ánimos y las exigencias para que el gobierno del presidente López Obrador pueda encontrar la verdad de lo que Peña Nieto y sus asesinos, solo lo manipularon al través de la llamada “Verdad Histórica”.
El dolor y el encabronamiento de los que hasta ahora ignoran la suerte de sus hijos, justifican y explican el trabajo, la actividad y el sacrificio de no parar la búsqueda hasta saber dónde están, quién los tiene o quienes fueron los hijos de puta que dieron la orden de desaparecerlos o de asesinarlos.
Las causas y razones más recientes que explican esta tragedia las encontramos en Tiempo de Zopilotes, de Paco Ignacio Taibo II, libro en el que habla de las campañas, conspiraciones y violencia de los medios convencionales, de los chacales de la derecha y de militares encabezados, entre otros, por Huerta, Blanquet, Mondragón y Félix Díaz, todos asesinos de Madero y Pino Suárez el 22 de febrero de 1913.
De entonces a la fecha, la derecha enfermizamente violenta viene dándole continuidad a una cultura golpista en contra de quienes defienden la justicia, la no impunidad y una relación social entre iguales que dejen atrás los escarnios, la infodemia, los privilegios, la represión y la muerte.

Huerta, el “Chacal”, Madero, el “mártir“, y Francisco Cárdenas, el “sicario” (Imagen en facebook).
Lo que hoy observa la mayoría del pueblo es el intento de revivir las campañas de odio, de terror y de miedo. Su incapacidad política y su ambición por el dinero y el poder la están llevando a un estadio donde sus patéticos discursos no solo son ruidosos sino detestables. Ofenden la inteligencia del pueblo.
Los crímenes de esa derecha son la razón principal de la protesta creciente de millones de mexicanos que ya estamos hartos de sus abusos y de sus crímenes de lesa humanidad. El informe que presentó Alejandro Encinas en nombre de la Comisión de la Verdad alebrestó a toda la zopilotera que existe dentro y fuera del país.
Se espantó no solo por la contundencia de la investigación, sino porque por primera vez los que gozaban de impunidad ahora serán juzgados y llevados a la cárcel para que paguen por el crimen de Estado que cometieron contra cuarenta y tres estudiantes de la normal de Ayotzinapa.
Esos hijos del deshonor, del terror y la rabia se equivocaron de “pe a pa” al pensar que acabarían con la inteligencia y con la vida de quienes querían servir a la niñez y a la patria. La memoria de esos jóvenes hoy está desenmascarando el rostro de los torturadores y matones que se hacían pasar como defensores de la justicia y de la libertad. ¡Creyeron que todo quedaría sepultado en los cajones de la ignominia!
Leguleyos, derechosos y criminales quieren adueñarse de una verdad que fue enterrada por la Comisión encargada de la investigación, por la Fiscalía Especializada, por los padres de familia y por un amplio sector del pueblo que ha venido exigiendo justicia y el debido esclarecimiento de los hechos.

Imagen en Regeneración.
Los militares imputados, funcionarios públicos y delincuentes comunes deben ir a la cárcel, y sus grupos de poder deben dejar de exigir la liberación de hombres civiles y militares que pusieron en juego su falta de honor mientras aceptaban, sin escrúpulos, estar fuera de la ley y al lado de la violación de los derechos humanos.
Los hechos que quisieron confinar en el fondo de la impunidad intentaron hacerlo porque su conducta y su humanidad son la expresión de un grupo de animales. Asesinar o desaparecer a 43 jóvenes significó poner en entredicho su grandeza y su interés manifiesto de hacer más dignos al pueblo y a la patria.
El escritor francés André Bretón afirmaba en su tiempo que “los hombres son capaces de hacer la revolución si saben utilizar la pluma, la reflexión y el estudio” (1) Los jóvenes de Ayotzinapa eran esa esperanza porque su origen y su historia venían de las entrañas del México profundo, pero los matones que los desaparecieron o acabaron con sus vidas no calcularon la creciente resistencia y decisión de lucha de un pueblo que está firmemente dispuesto a encontrar la justicia y la verdad.
Nuestra lucha por el esclarecimiento de esta ofensa social es un honor que nos justifica. Si los burgueses, torturadores y asesinos nos odian, dentro de poco admitirán que, en nosotros los excluidos, explotados y reprimidos por los asesinos sin honor, hay una atracción indefinible que nos excita y nos conduce, con razón, a acabar con las injusticias y con los crímenes de lesa humanidad.
Somos testigos del nacimiento de una nueva forma de entender la vida y la lucha. Las injurias y las campañas de denostación de los asesinos del viejo sistema, no las dejaremos pasar.
(1) Revolución de la mente, André Bretón, Editorial Mark Polizootti.
* Es activista social en Ciudad de México. Comunista, analista político y articulista. Forma parte de la línea congruente y crítica del Partido Morena.
Ensenada, B.C., México, lunes 26 de septiembre del 2022.