DESDE LA IZQUIERDA: El “Plan C” electoral significa cuidar nuestros pasos, la unidad y el proyecto
El trabajo inicial de los que buscan la coordinación de los Comités de la Cuarta Transformación marcha hasta ahora sin mayores problemas. Cuatro están haciendo importantes contactos con el pueblo y dos andan coqueteando con la derecha y con el Santo Niño de Atocha.
Jesús Sosa Castro* / 4 Vientos
Foto destacada: Regeneración Morena.
Desde luego, ambos son libres de entrar en contacto con estas “fuerzas” terrenales y celestiales; cada quien sus relaciones y sus creencias, pero deben saber que la continuación del cambio y su profundización no se logrará con quienes, de manera sobrada, se han manifestado en contra de nuestro proyecto de transformación. Eso, ¡ni con los mayores milagros que se les atribuyen a los santos!
Aparte de que el pueblo está tomando nota de estos deslices, uno de ellos anticonstitucional, los dos precandidatos no acaban de entender que los cambios que buscamos están en la fuerza y la participación del pueblo, especialmente de aquel que, por centurias, ha sido excluido, humillado y explotado por las dos “fuerzas” que estos dos precandidatos andan cachondeando.
Dicen los que “saben” que los seis traen en su haber estrategias propias, importantes, con la esperanza de ganar la contienda. Y eso está bien, se entiende, pero entre ellos hay diferencias sustanciales en la forma y en el fondo de cómo se acercan al pueblo para convencerlo de que sus maneras de matar las pulgas son las que, según ellos, llegarán al punto de convertirl@, primero, en coordinad@r@ de los Comités de la 4T y potencialmente en el candidato del movimiento a la presidencia de la República.
Solo que, para alcanzar ese objetivo, es conveniente que rebasen cuanto antes por lo menos cinco asuntos de la cosa pública, como no creer que es con los sectores de la derecha -harto conocidos como corruptos y golpistas-, con los milagros religiosos, las divisiones internas, la banalización de la política y el oportunismo adelantado, como se logrará que el pueblo realice los cambios que el país requiere.
Aparte, el recorrido de los SEIS por el país está mostrando diversas actitudes de los precandidatos, así como expresiones de la gente sobre las cuales quiero hacer algunos comentarios.

Con alguno de los aspirantes, el estado laico mexicano está en riesgo (Pinterest).
La utilización de las estructuras partidistas y de gobierno sigue presente por más discretas que se quieran hacer aparecer.
Lo notable también es la creciente y entusiasta participación de un pueblo despierto y exigente que desea terminar con las decisiones cupulares, y hacer de su participación libre y consciente, el mayor ejercicio de su rebeldía y de su poder libertario.
Y aun cuando está prohibido hablar de propuestas de campaña, es sintomático que ante los auditorios de cada aspirante solo uno o dos, cuando mucho, hablan de continuar el combate contra la corrupción, contra la violencia, el reforzamiento de lo andado, el oportunismo de derecha y de izquierda, los acomodos, la insolencia y el golpeteo de los equipos de asesores que lanzan intrigas y descalificaciones contra unos y otros candidatos.
Así, el peligro de perder las elecciones programadas para el 2024 no proviene tanto de la oposición, debido a que no tiene ni figuras ni propuestas relevantes para competir con la coalición “Juntos hacemos historia”.
El verdadero peligro de que se pierda el PLAN C está dentro de las filas de esta coalición. Que sus integrantes no entiendan el papel y el significado de lo que representa el respeto entre los precandidatos, la UNIDAD de los partidos, la participación y la unidad del pueblo y del movimiento, los cuales están empujando la transformación, la democracia, la justicia y la libertad.
Desde hoy y hasta el último minuto, todos están y estamos obligados a cuidar nuestros pasos cuando se emita el dictamen sobre el triunfo del pueblo en las elecciones del 2024.
Lo que se ve hoy es que se acabaron los tiempos de cuando el pueblo sólo callaba y obedecía las indicaciones de las VANGUARDIAS, de las cúpulas, de los iluminados.
Hoy son los tiempos del pueblo, de sus proyectos, de su participación organizada y de sus decisiones.
Finalmente, nuestra gente entendió que cuando las vanguardias se hacen del poder, las acciones revolucionarias y los pensamientos democráticos y libertarios se empiezan a perder, se les empieza a relegar y a excluir porque su visión acomodaticia utiliza al pueblo participante como un estandarte y un medio para que los líderes y las cúpulas se sientan los dueños del poder.
Sólo que, para ventura de la mayoría de los mexicanos, esos tiempos ya se acabaron.
Ahora, la historia la construye el pueblo todo el tiempo, por todos lados, ¡pero desde abajo!
* Es activista social en Ciudad de México. Comunista, analista político y articulista. Forma parte de la línea congruente y crítica del Partido Morena.
Ensenada, B.C., México, lunes 26 de junio 2023.