Cuentos e historias para la ternura: Mujer contra Mujer (y un hombre de metiche)
Cuauhtémoc Rivera Godínez / A los Cuatro Vientos
Dentro de la serie para el Día Internacional de la Mujer, comparto hoy dos cuentos. Esto porque me puse a reflexionar en torno a mis amigas cuya identidad sexual es “mal vista” y satanizada desde el Poder. Y como dice Adrienne Rich en su texto Pensar con el cuerpo, un pensar que no conocemos; “La recuperación de nuestros cuerpos posibilitará cambios más esenciales en la sociedad humana que la toma de los medios de producción por los obreros, Necesitamos imaginar un mundo en el cual cada mujer sea el genio que presida su propio cuerpo”.
Cada cuento tiene su nombre pero los he titulado “Mujer contra Mujer (y un hombre de metiche)”.
Bárbara*
Bárbara me asegura que no es lesbiana, pero todas las noches una mujer distinta entra a su cuarto y no se va hasta que amanece. El otro día fui a pedirle un poco de azúcar. Me abrió y ahí estaba una de sus amigas con cara de quien ha concluido un goce frenético. Y todavía insiste en que no lo es. ¡Qué bárbara! Le he jurado que no lo voy a comentar y ni aún así ha querido invitarme.
*Cuento de Alberto Menéndez Enríquez, tomado del libro Nosotras Dos. Antología homoerótica femenina. Ediciones Unión. La Habana, Cuba.
Espacio imaginario** .
Él está frente al espejo, se mira y dibuja un cuerpo con sus manos. Yo estoy sobre su cama y veo como cobra vida su obra. Diviso la redondez de los senos, las caderas, el vientre hundido que me permite observar un sexo exquisito. Puedo incluso sentir su humedad, me rosa suave y delicada el cutis. La miro con hambre y él tiembla. Mi lengua comienza a buscar y descubre un clítoris que aumenta de volumen. Él tiene miedo y unos gemidos enloquecedores invaden la habitación. Siento las manos que rodean mi cabeza, el cuerpo imaginario se mueve con mi ritmo, tan sexual que me desquicia. Busco sus pirámides y hundo mi boca toda, hasta inundar su saliva con mi saliva. Pero él no resiste un minuto más, nos separa, nos lanza, golpea su creación y la obliga a que se someta a nuestros deseos. Se apropia de la boca jugosa y roja como la fruta prohibida y la devora, yo le caigo encima, se la arrebato y la toco nuevamente. Ella sonríe, él se enfurece. Sus gemidos se hacen más seguidos y explota. Entonces él me impide que sea suya solamente, rechaza su imaginación y vuelve a agredirla, cuando se encuentra desfallecida encima de mí. Esta vez los golpes son más fuertes, huye espantando el fantasma y yo con él.
**Cuento de Jaisleen Del´ Amico Ciruta, tomado del libro Nosotras Dos. Antología homoerótica femenina. Ediciones Unión. La Habana, Cuba.