Cuentos e historias para la ternura: el verdadero Zapata
Este día muchos celebran la muerte del Votán Zapata, otras conmemoran el asesinato, otros preferimos pensar en la herencia que nos dejó y preguntarnos cómo hacerle para no quedar mal con nosotros y nosotras.
Cuauhtémoc Rivera Godínez/ A los Cuatro Vientos.
La historia de las preguntas
“Yo te voy a contar la verdadera historia del tal Zapata”
Sacando tabaco y “doblador” el viejo Antonio inicia su historia que une y confunde tiempos viejos y nuevos, tal y como se confunden y unen el humo de pipa y de su cigarro.
“Hace muchas historias, cuando los dioses más primeros, los que hicieron el mundo, estaban todavía dando vueltas por las noches, habían dos dioses que eran el Ik´aly el Votán.
Dos eran de uno sólo. Volteándose el uno, se mostraba el otro, volteándose el otro se mostraba el uno. Eran contrarios
El uno luz era como mañana de mayo en el río, el otro era oscuro como la noche de frío y cueva.
Eran lo mismo, eran uno los dos porque el uno hacía al otro.
Pero no se caminaba quedando se estaban siempre estos dos dioses que uno eran sin moverse.
“¿Qué hacemos pues?” Preguntaron los dos.
“Está triste la vida así como estamos de por sí.” tristeaban los dos que uno eran en su estarse.
“No pasa la noche”, dijo el Ik´al. “No pasa el día”, dijo el Votán
“Caminemos”, dijo el uno que dos eran.
“¿Cómo?” Pregunto el otro.
“¿Para dónde?” Preguntó el uno.
Y vieron que así se movieron tantito, primero para preguntar cómo y luego para preguntar dónde. Contento se puso el uno que dos era cuando vio que tantito se movía.
Quisieron los dos al mismo tiempo moverse, y no se pudieron.
“¿Cómo hacemos pues?” Y se asomaba primero el uno y luego el otro Y se movieron otro tantito y se dieron cuenta que si uno primero y otro después entonces si se movían.
Y sacaron acuerdo para moverse primero se mueve el uno y luego se mueve el otro y empezaron a moverse
Y nadie se acuerda quién primero se movió para empezar a moverse porque muy contentos estaban de que ya se movían. “Y qué importa quién primero si ya nos movemos”, decían los dos dioses que el mismo eran y se reían.
Y el primer acuerdo que sacaron fue hacer baile, y se bailaron, un pasito el uno, un pasito el otro. Y tardaron en el baile porque contentos estaban de que se habían encontrado. Ya luego se cansaron de tanto baile y vieron que otra cosa pueden hacer.
Y lo vieron que la primera pregunta de cómo moverse trajo la respuesta de “juntos pero separados de acuerdo”, y esa pregunta no mucho les importó porque cuando se dieron cuenta ya estaban moviéndose y entonces vino la otra pregunta cuando se vieron que había dos caminos: el uno estaba muy cortito y ahí nomás llegaba y claro se veía que ahí nomás cerquita se terminaba el camino ese.
Y tanto era el gusto de caminar que tenían en sus pies que dijeron rápido que el camino que era cortito no muy lo querían caminar y sacaron el acuerdo de caminarse el camino largo.
Y ya se iban a empezar a caminarse cuando la respuesta de escoger el camino largo les trajo otra pregunta “¿a dónde lleva este camino?”; tardaron pensando la respuesta y los dos que eran uno de pronto llegó en su cabeza de que sólo si lo caminaban el camino largo iba a saber a dónde llega porque así como estaban nunca iban a saber para donde llega el camino largo.
Entonces se dijeron el uno que dos era; “Pues vamos a caminar pues”. Y lo empezaron a caminar.
Primero el uno, luego el otro. Y ahí nomás se dieron cuenta de que tomaba mucho tiempo caminar el camino largo y entonces se vino la otra pregunta “¿Cómo vamos a hacer para caminar mucho tiempo?” y quedaron pensando un buen rato y entonces el Ik´al clarito dijo que él no sabía caminar de día y el Votán dijo que él de noche miedo tenía de caminarse y quedaron llorando un buen rato y ya luego que acabo la chilladera que se tenían se pusieron de acuerdo y lo vieron que el Ik´al bien sé que podía caminar de noche y que el Votán bien que se podía caminar de día y que el Ik´al lo caminara al Votán en la noche y así sacaron la respuesta para caminarse todo el tiempo.
Desde entonces los dioses caminan con preguntas y no paran nunca, nunca se llegan ni se van nunca.
Y entonces así aprendieron los hombres y las mujeres verdaderos que las preguntas sirven para caminar y no para quedarse parados así nomás. Y desde entonces los hombres y mujeres verdaderos para caminar preguntan, para llegar se despiden y para irse saludan, nunca se están quietos.
Yo me quedo mordisqueando la ya corta boquilla de la pipa esperando a que el viejo Antonio continúe pero el parece no tener ya lai ntención de no hacerlo.
Con el temor de romper algo muy serio pregunto ¿Y Zapata?
El viejo Antonio se sonríe. “Ya aprendiste que para saber y para caminar hay que preguntar”. Tose y enciende otro cigarro que no supe a qué hora lo forjó.
Y por el entre humo que sale de sus labios caen las palabras como semillas en el suelo.
“El tal Zapata se apareció acá en las montañas. No se nació, dicen. Se apareció así nomás, dicen que es el Ik´al y el Votán que hasta acá vinieron a parar en su largo camino y que para no espantar a las gentes buenas se hicieron uno solo.
Porque ya de mucho andar juntos, el Ik´al y el Votán aprendieron que eran lo mismo y que podían hacerse uno solo en el día y en la noche y cuando se llegaron hasta acá se hicieron uno y se pusieron de nombre “Zapata”.
Y dijo el Zapata que hasta aquí había llegado y acá iba a encontrar la respuesta de a dónde llega el largo camino
Y dijo que en veces sería luz y en veces oscuridad.
Pero que era el mismo el Votán Zapata y el Ik´al Zapata, el Zapata blanco y el Zapata negro.
Y que eran los dos el mismo camino para los hombres y las mujeres verdaderos.