Crónicas de una Noche Científica: Instituto de Astronomía, ventana al infinito

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Continúa mi travesía por el circuito científico que conforma la Noche de las Ciencias. Me he despedido del Museo Caracol para acudir al andador científico integrado por UNAM, CICESE y UABC, siendo mi primera parada el Instituto de Astronomía.

Iván Gutiérrez / A los 4 Vientos

Asumo que varios de los asistentes del Museo Caracol han tomado el transporte a las instalaciones del andador científico —o acudido al mismo en carro propio—, pues veo rostros familiares al llegar a las instalaciones de la sede astronómica.

Siendo las 5:02pm, lo primero que llama mi atención es la logística con la que operan los recorridos a las diferentes áreas del lugar, evidenciando con ello la gran organización que hay detrás del evento. Los asistentes que van llegando deben tomar un boleto en el módulo de la entrada del lugar (un pequeño observatorio en miniatura), boleto de color azul o rojo según el horario que les corresponda (los lapsos son de media hora entre sí), esto con el objetivo de mantener un orden en la cantidad de asistentes por visita a las instalaciones. Ya con el boleto, miembros del staff les indican cuánto deben esperar para el próximo paseo.

Mientras espero que dé inicio el siguiente recorrido me asomo al auditorio, donde el Doctor e investigador alemán Wolfgang Steffen da inicio a su conferencia “El Universo Radiofónico”. Lo poco que alcanzo a escuchar despierta mi interés, pero el tiempo apremia; no se puede todo en esta vida.

El Dr. Steffen Wolfgang impartiendo la conferencia “El Universo Radiofónico”.

El recorrido al Instituto de Astronomía consta de 4 áreas: Cómputo, Simulación, Laboratorios (Electrónica, Óptica y Mécanica) y Telescopios. Llegada la hora, un grupo de 9 personas nos adentramos en el edificio acompañados por un joven guía. Tras atravesar el laberinto borgiano de pasadizos que caracteriza las instalaciones del centro astronómico, nuestro guía nos indica que la primera parada es el “Centro Masivo de Datos del Instituto de Astronomía”, una habitación fría y algo ruidosa; aire acondicionado de por medio.

En la sala el Doctor Benjamín Hernández Valencia nos explica que es en ese lugar (a la par de la nube) donde se encuentran los servidores que respaldan toda la información que produce el Instituto de Astronomía. Además, nos explica que parte del equipo tecnológico al interior de la sala también se encarga de repeler los ataques informáticos:

“Recibimos aproximadamente 5,000 ataques continuos a diario, la mayoría provenientes de China. Por suerte los Firewalls que tenemos hacen bien su trabajo, y se encargan de detectar y bloquear esos ataques”. No cabe duda: hoy el campo de batalla principal es el ciberespacio mediado por la tecnología digital; los datos y la información, lo más valioso para los gobiernos. 

Durante aproximadamente 15 minutos el Doctor Hernández nos explica las funciones de cada área de las instalaciones: almacenamiento, servidores (unos generales y otros particulares para ciertos investigadores), monitoreo, acondicionamiento, entre otros.

“Aquí [en el Instituto] se desarrollan procesos complejos de observación del Cielo. Uno de ellos, el del proyecto TAOS II, implicará realizar un monitoreo diario de 50,000 estrellas, entonces toda la información que se recopilará en ese proceso hay que almacenarla. Por ello, cada día se guardarán al menos 2 terabytes nuevos de información”, comenta el experto. (Más información sobre TAOS II en: https://goo.gl/3hrOyt)

Un centro de cómputo de alto rendimiento especializado en el almacenamiento masivo de datos fue instalado en el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (IAUNAM), campus Ensenada, para potenciar el aprovechamiento de los datos que se obtengan de las observaciones del proyecto Transneptunian Automated Occultation Survey (TAOS) II.  Fuente: Conacytprensa.

A las afueras de la sala el Doctor nos presenta “La Granja”, la primera supercomputadora del Instituto, de 36 procesadores, utilizada en su momento para realizar operaciones de gran cantidad de información; hoy es una pieza de exhibición, pues las máquinas de cómputo de alto rendimiento que posee el IA en la actualidad llegan hasta los 128 procesadores.

La siguiente parada del recorrido es la “Sala de Computo”, donde la siguiente expositora nos da una breve narración de la historia y evolución de la computación moderna. “Como habrán visto aquí se procesa mucha información, y eso desde la fundación del Instituto. Pero ¿cómo respaldas la información que sacamos hace 30 años, para su uso en la actualidad?”, comenta la expositora, para luego describir las diferentes etapas del almacenamiento de datos y la recuperación de información guardada hace tiempo.

Volvemos a los intrincados pasillos del IA, repletos de retratos estelares. Al llegar a la “Sala de Juntas” la Dra. Mónica Blanco, especialista en medio interestelar, y el Dr. Miguel Aragón, experto en la formación de las galaxias, nos muestra un “Mapa de Galaxias” creado como una simulación digital: “Un telescopio estuvo registrando durante 10 años el cielo para hacer esta animación posible. En ella podemos observar medio millón de galaxias, cada una con un aproximado de 100 mil millones de estrellas”.

La Dra. Mónica Blanco en la exposición del Mapa de Galaxias del Instituto de Astronomía

Los números expuestos por el Dr. Miguel rompen las barreras de la imaginación, transportando la mente a un escenario cuya totalidad, o mejor dicho, infinitud, es inabarcable. Recuerdo entonces la fotografía “Un pálido punto azul ” y las inspiradoras reflexiones de Carl Sagan sobre nuestro único y pequeño hogar, la tierra, y su ambivalente humanidad.

Nosotros hemos observado que las galaxias poseen diferentes colores según es su ritmo de formación de estrellas por año (1 anualmente, en promedio). En la actualidad el universo está en su parte digamos más aburrida, pues hace 13 mil millones de años, cuando inició la historia de nuestro universo, la creación de estrellas y otros objetos cósmicos era mucho mayor”.

Por la sala van pasándose unos lentes con los que es posible visualizar como las galaxias sobresalen de la pantalla. La animación muestra miles de millones de puntos grisáceos y blancuzcos suspendidos en el vacío del espacio. La cámara de la simulación realiza diferentes movimientos de desplazamiento por el escenario mostrado.

En la sesión de preguntas y respuestas, una señora cuestionará al Doctor sobre la expansión del universo. Para explicar el procedimiento, el Dr. Aragón utilizará un juego de 4 piezas impresas para explicar el desarrollo de nuestro universo, concluyendo que todavía nos falta poder “ver” una cuarta dimensión: el tiempo.

Saliendo de la sala con las neuronas trabajando a toda velocidad, nos dirigimos ahora a la observación de objetos celestes por telescopios. “El sol no lo podemos ver a simple vista, porque irradia mucha luz y nos puede hacer estallar los ojos. Por eso utilizamos diferentes filtros para poder verlo”, explica el M.C Francisco Guillén, que maneja uno de los “telescopios híbridos” compuesto por un espejo primario y secundario y una cámara fotográfica.

“La idea es hacer un Time Lapse del sol, para ver cómo se va moviendo nuestra estrella a lo largo del día. En la pantalla de la cámara podemos observar el disco solar y en el centro las manchas solares, que son las erupciones que se ven oscuras, esto por las diferencias de temperatura entre la superficie de la estrella y el espacio exterior”, comenta el astrónomo.

Miro asombrado el centro de nuestro sistema solar, mientras diversos pensamientos y preguntas atraviesan mi razonar, para después retornar a las reflexiones sobre el tiempo. Ello me recuerda que estoy en una carrera contrarreloj. Tomo mis cosas, agradezco a los miembros del staff y lamento en mi interior no poder visitar los laboratorios de electrónica, óptica y mecánica donde se desarrollan los instrumentos para la observación de los objetos celestes en el Observatorio Astronómico Nacional. “Ya habrá otra oportunidad”, pienso mientras emprendo la carrera hacia la UABC.

 

Para más información sobre la Noche de las Ciencias: 

Crónicas de una Noche Científica: el Museo Caracol, Arte y Ciencia unidas por el aprendizaje

Crónicas de una Noche Científica: UABC, hogar sustentable de la Totoaba mexicana

Crónicas de una Noche Científica: CICESE, cambio climático, energía y el mundo en transición (+VIDEOS)

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