Crónicas de una Noche Científica: CEARTE, Deporte Robótico y el futuro tecnológico
Llego a la Plaza de las Artes del CEARTE cansado mental como físicamente tras haber recorrido las 4 sedes de la Noche de las Ciencias. Por suerte el evento está por culminar, y queda un solo evento por documentar: la conferencia del Dr. Raúl Rojas, “Robots que juegan fútbol”.
Iván Gutiérrez / A los 4 Vientos
Lo primero que llama mi atención al acercarme al evento es la gran cantidad de gente reunida en la explanada; calculo que debe haber unas 600 personas en el lugar, quizás más, desde niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad. Me acerco al templete para prestar atención a la conferencia del Dr. Rojas, la cual ya ha iniciado hace varios minutos.
En la pantalla detrás del Dr. se proyecta un video donde se muestra una partida de futbol jugada por robots, mientras la canción de “The Final Countdownd” pone el toque competitivo al asunto. Los robots, pequeñas máquinas con diversas ruedas multidireccionales, se mueven por la cancha de futbol rápido, manipulando y “pateando” el balón naranja, realizando pases y anotaciones como en cualquier partido convencional. (El video a continuación no corresponde al proyectado por el Dr. Rojas durante su conferencia, pero ilustra la competencia deportiva de este tipo de Robo-campeonatos).
“Esos dos juegos que acaban de ver fueron muy importantes para nosotros, eso fue en Osaka, 2005. En ese año ganamos el campeonato mundial con los robots pequeños y nos convertimos en subcampeones mundiales con los robots más grandes”, comenta el Dr. al finalizar el video.
El experto expresa entonces que lo que acabamos de presenciar en la pantalla tiene detrás una compleja programación robótica, que involucra los movimientos y posiciones de los robots, simulaciones en computadora, predicción de las jugadas y el comportamiento reactivo inmediato que realizará cada unidad ante los cambios en el juego.
Los datos expresados por el Dr. Rojas me ponen a reflexionar sobre la inteligencia artificial, y los grandes avances tecnológicos que en los próximos años la humanidad va a desarrollar. Recuerdo entonces la opinión de un escritor mexicano sobre el desarrollo tecnológico venidero, quien plantea que “se avecinan descubrimientos científicos y revoluciones tecnológicas que van a plantear problemas morales terriblemente complejos”.
Mis reflexiones me llevan al documental del gran documentalista Werner Herzog, “Lo and Behold: Ensueños del Mundo conectado”, que aborda temas como el impacto del internet en el mundo contemporáneo, así como los cambios que han generado los avances en robótica, inteligencia artificial, y otras tecnologías en la vida humana, trayendo a la realidad una vieja pregunta filosófica de la ciencia ficción: “¿Sueña el Internet consigo mismo?”.
“Una de las cosas que hacemos es la de tener todos los comandos, todos las posiciones del movimiento de los robots, toda esa historia se mete en un predictor que nos ayuda a calcular las posibilidades de cada jugador”, expresa el experto.
La idea anterior expresada por el Dr. Rojas se ancla con aquellos recuerdos sobre los Tesla Motor, productores de los carros que se conducen solos, y el dilema que se dialogó bastante en el segundo semestre del 2016: Si un carro tiene la opción de matar a sus pasajeros —estrellándose contra algún objeto o dirigiéndose a un acantilado—, o atropellar a un humano, ¿qué decisión debe tomar? Los dilemas filosóficos y éticos de la inteligencia artificial cobran nuevamente presencia.
Mientras el Doctor prosigue su conferencia hablando del Software de control, los reflejos y la coordinación de los FU-Fighters —nombre del equipo robótico quienes han resultado campeones en 5 veces ocasiones—, pienso que es un buen momento para que la sociedad retome las obras de ciencia ficción de autores como Isaac Asimov, Aldous Huxley, Ray Bradbury, George Orwell y uno de mis favoritos, Philip K. Dick, pues este tipo de aventuras literarias pueden arrojar mucha luz sobre los posibles escenarios que pueden surgir a partir de perder el control sobre nuestro progreso tecnológico.
Salgo de mis cavilaciones interiores por los aplausos de los cientos de asistentes ante la conclusión de la conferencia, y por el micrófono anuncian que para concluir la jornada científica de hoy, la Orquesta del Centro de Estudios Musical de la UABC dará un concierto de “Música de películas”.
Entran los músicos a escena, toman asiento y comienzan a afinar sus instrumentos. Luis Salazar, director de la orquesta compuesta por 35 músicos, da algunas palabras por el micrófono, se apagan las luces prepara su batuta, y la música estalla.
Agotado pero satisfecho tras haber realizado una cobertura digna de la Noche de las Ciencias, me dispongo a disfrutar del espectáculo sin darle más cuerda a otras ideas. Pongo en pausa las reflexiones tecno-científicas, me relajo mientras mis oídos se llenan de música, y el show continúa.
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