Congreso: las rejas sí matan
Han de ser fans de Javier Solís quienes controlan el Congreso del Estado y admiradores de Rambo a quienes les pagan por ahuyentar a la ciudadanía de esas instalaciones. Mientras éstos colocaban mamparas y parrillas en el recinto legislativo, el domingo y lunes pasados, aquellos seguramente tarareaban Las rejas no matan, del creador del bolero ranchero, policías y algunos vigilantes rienda suelta a sus frustraciones militaristas, blindando la Torre Legislativa contra la artillería pesada de la inconformidad ciudadana ante la Reforma Energética que le encargaron a Peña Nieto sus patrones trasnacionales.
Víctor M. Quintana S. / A los Cuatro Vientos
El Ejecutivo actual y ahora también el Legislativo se han caracterizado por su política de puertas cerradas. Precisamente el mismo lunes conmemoramos el tercer aniversario del feminicidio de Marisela Escobedo, ultimada, precisamente cuando se trataba de refugiar en el Palacio de Gobierno que tenía las puertas cerradas. Desde entonces, la política debunkerización de los espacios públicos se ha impuesto en relación directa con las críticas a las formas de gobernar, de legislar, de juzgar en este estado. Los resultados: a mayor cerrazón, mayores abucheos.
Pero con el asunto de la Reforma Energética, los controladores del Congreso del Estado – no me refiero a todos los diputados y diputadas- fueron especialmente patéticas. Ya había antecedentes de que para ellos la crítica es como la kryptonita para Supermán. Dos o tres veces en una apenas reciente legislatura, pero ya muy decrépita en sus formas, cerraron sus puertas a diferentes grupos de la ciudadanía. Hasta a los empresarios les negaron la entrada a la sesión aprobatoria del incremento al Impuesto Sobre Nóminas, totalmente ignorantes o contra vinientes del carácter público de las sesiones del Legislativo Estatal. Ahora, desde el domingo 15 se pertrecharon en la nada defendible Torre Legislativa, con un aparato que ya quisieran para librar a muchos municipios del estado del control de los narcos: antimotines, gases, vigilantes enmascarados, con uniformes de camuflaje, radios, etc. etc. Un despliegue casi comparable al utilizado por la U.S. Navy para rescatar al Capitán Philips de cuatro macilentos piratas somalíes en la muy movida película del mismo nombre.
Pero, ¿de qué iban a proteger al Congreso? ¿De un ataque terrorista? Hubo un ataque de terror, pero desde la conciencia de los diputados entreguistas desde su conciencia cuando se dieron cuenta que los iban a interpelar y a criticar por aprobar una reforma constitucional cuya minuta ni siquiera habían leído. ¿Qué iban a poner una manta con su imagen para tirarle dardos como se hizo el domingo anterior con las fotos de las y los legisladores federales sumisos a Peña y a Madero? ¿Acaso eso impidió que las y los legisladores federales estén ahora disfrutando de sus vacaciones navideñas habiéndose embolsado un aguinaldo equivalente a ocho o diez años de salario mínimo?
El ingreso de las y los opositores a la Reforma Energética al recinto legislativo iba a provocar algo que no aceptan ni el PRI, ni sus aliados automáticos, ni la cúpula del PAN: la discusión, el debate democrático. Los iba a obligar a estudiar algo que ni siquiera habían leído en su mayoría ni mucho menos eran capaces de defender con argumentos sólidos. Iba a obligarlos a exponer en público lo que hicieron de manera cerrada: violentar los procedimientos legislativos , votar el dictamen sólo en lo general para no tener que escuchar y votar una por una las reservas interpuestas por las y los legisladores opositores de la Reforma.
Más patéticos se vieron el Congreso y la Policía Estatal cuando, luego de bloquear los accesos y jalonear a los manifestantes de MORENA, yo soy 132 y otros grupos sociales, les hicieron valla y escoltaron para que ingresaran al recinto a la porra del Frente Juvenil Revolucionario. Estudiantes enganchados para venir a vitorear la entrega del país a cambio de becas y buenas calificaciones. De hoy en adelante, quienes controlan el Congreso deberían facilitar las cosas: extender unas credenciales del PRI o de “porra legislativa” para que, sin más trámite, el ciudadano que así lo desee pueda ingresar a presenciar las sesiones…si es que no lo duerme la cuasi unanimidad y la ausencia de debate.
Me imagino que no sólo la gente de izquierda, sino muchos priístas que se remontan a los orígenes nacionalistas de su partido, y muchos panistas que han luchado por el derecho a la crítica, a la disidencia, al debate, estarán de acuerdo en que las rejas sí matan…la democracia.
FELIZ NAVIDAD PARA TODAS Y PARA TODOS, QUIENES EJERCEN LA CRITICA, QUIENES LA REHUYEN, QUIENES ENTREGAN AL PAIS, QUIENES LO DEFIENDEN, QUIENES CIERRAN PUERTAS, QUIENES TOCAN PARA QUE LAS ABRAN. YA QUE LOS BIENES MATERIALES NO SE DISTRIBUYEN DEMOCRATICAMENTE, QUE LA DICHA, LA JUSTICIA Y LA ESPERANZA SE REPARTAN A TODAS Y A TODOS POR IGUAL.