CLANDESTINO: Procuraduría de los pobres; ¿y los fifis?

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Parecería, que este gobierno no entiende que tiene que gobernar para todos los mexicanos, porque nuestro país, no es un país solamente habitado por compatriotas en el desamparo. La actual presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, quien ahora se propone transformar el organismo en una Procuraduría de los Pobres; mientras, miles de víctimas del abuso de diferentes clases sociales, ricos o pobres, esperan ser escuchados y se observen los diferentes derechos humanos, que contempla nuestra Constitución. Sería bueno saber qué opinan los titulares de los Derechos Humanos de Baja California, sobre esta propuesta de la Sra. Piedra Ibarra, con lo que pareciera que con este intento de reforma,  ahora los derechos humanos nada más serán para los pobres. 

Álvaro de Lachica y Bonilla/ 4 Vientos

La señora Piedra, quien llegó con muchos cuestionamientos al cargo de titular de esta Comisión, por una votación muy cuestionada en el Senado de la República, se le olvida que la CNDH, creada con muchas resistencias en 1990 por Salinas de Gortari, es para defender a los ciudadanos de los abusos cometidos por los representantes del gobierno en cualquiera de sus niveles, federal, estatal y municipal.

La Comisionada, afirma que el modelo de operación de la CNDH se encuentra agotado, por lo que propone realizar una reforma del artículo 102 de la Constitución para adecuar el organismo a la iniciativa que presentó el abogado liberal Ponciano Arriaga Leija en 1847, a fin de crear la Procuraduría de los Pobres, que buscaba en aquel entonces proteger a los pobres de los abusos cometidos por las autoridades gubernamentales.

Por aquellos años (hace 173 años), la propuesta humanista de Ponciano Arriaga para crear la Procuraduría de Pobres, tenía el propósito de proteger a los pobres que tenían la mala fortuna de cometer un delito, contra los abusos de policías, soldados, alcaldes, curas y jueces, en suma, contra actos de autoridades. Su clara visión de la sociedad en la que interactuaba, le permitía advertir que una clase de la sociedad era… “maltratada por sus autoridades, le persiguen, le estafa y le oprime, y no hay quien se ocupe de ellos, no hay quien se presente en su nombre a pedir reparación o a proteger sus derechos”.

Cuando hace unos días supe de la nota en las redes, pensé, de veras, que se trataba de una “fake news”, pero después pude constatar que no era una mala broma.

El objetivo primordial de ésta Comisión, es vigilar que se respeten los derechos humanos de todos los ciudadanos, pero ahora, con esta iniciativa, la señora Piedra quiere convertirse en procuradora de los pobres, y le debemos de preguntar: ¿Quién defenderá a todos aquellos ciudadanos que no se ubiquen en ese sector? ¿Quién defenderá a la clase media, que es la mayoritaria de este país? Sin necesidad de entrar en detalle, resaltan las preguntas inmediatas: ¿acaso sólo los pobres, tendrían derechos humanos? ¿Quién definiría quiénes son pobres y quiénes no? ¿Ella? Considero que la justicia no puede ni debe ser para un segmento de la sociedad en específico.

Piedra afirma que ya está avanzando en el tema, enfocándose en una reforma constitucional, confiada en que la representación de su partido en el Poder Legislativo hará lo que se le indique, como ya quedó probado con su desaseado nombramiento. Implicaría esta reforma, fundamentalmente, que el nuevo ente emitiera dictámenes de observancia obligatoria por las autoridades implicadas, en lugar de…”formular recomendaciones públicas no vinculatorias”, como lo ordena la ley actual.

En lugar de ocuparse de este tipo de iniciativas, la Sra. Piedra, le debería poner interés para defender los derechos humanos de las y de los mexicanos, baste señalar que en lugar de promover una recomendación para que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), que encabeza la doctora Mara Gómez Pérez, se le devuelva el presupuesto de poco más de 121 millones de pesos que le quitaron por el recorte decretado por el presidente López Obrador, la titular de la CNDH simplemente dijo que: “ahora debería de trabajar con el dinero que le quedó”.

De no implicar un peligro de dimensiones incalculables, la propuesta de Rosario Piedra de convertir la CNDH en una Procuraduría de los Pobres invitaría a recibirla con risa. La desatinada idea es ante todo excluyente y discriminatoria, violatoria de la esencia misma de los derechos humanos, es decir, de la propia universalidad, proporcionalidad, progresividad e indivisibilidad.

 


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