Amor a la Naturaleza y las “Bajas”
En los últimos años he escrito una serie de artículos haciendo ver la cara negativa de las carreras llamadas “fuera de camino”, especialmente la Baja Mil y la Baja Quinientos.
Carlos Lazcano* / A los Cuatro Vientos
Algunas personas se sorprenden no solo por el hecho de que no me gusten, sino también por el hacer ver que dichos aspectos negativos con mucho contrarrestan la supuesta cara positiva.
A muchos no les cabe que un ensenadense pueda estar en contra de estos eventos, al grado de que me acusan de ser “chilango”. A estos su universo se reduce a esas carreras. A otros les sale lo “macho” y me señalan como “maricón”; esta acusación tampoco merece algún comentario.
Hay quienes dicen que estas carreras son una “tradición” bajacaliforniana y parte de la “identidad” de lo ensenadense, y estos son los que nunca han leído un libro sobre lo bajacaliforniano.
Dos son los máximos argumentos para la feroz defensa, o ¿justificación?, que hacen los fanáticos de estas carreras: la supuesta derrama económica y el también supuesto hecho de que le da fama a Ensenada.
Es fácil demostrar lo falso de los dos argumentos. Sin embargo, quiero destacar en esta reflexión mis motivaciones más profundas para estar en contra de este tipo de eventos.
Dicha razón de fondo es mi amor por la naturaleza. Yo no puedo estar de acuerdo con unas carreras que son una agresión contra la flora y la fauna de mi Estado y de mi municipio. Yo no puedo estar de acuerdo con algo que atenta contra la maravillosa naturaleza que conforma a la California mexicana. Imposible. Por más que me digan que deja mucho dinero, es más, aunque dejara todo el dinero del mundo. Para mí no es ninguna justificación.

Foto. El Vigía
Tampoco lo es el que se diga que estas carreras harán célebre y famosa a Ensenada. A la larga, no tan a la larga, le darán fama de ser una región donde se permite la destrucción sistemática de sus áreas naturales. De hecho ya hay sectores que así la identifican.
Para mí, todo esto no justifica los impactos que se generan, ni las agresiones y violencias en contra de un medio natural que nos da vida generosamente.
Jamás podré estar de acuerdo con esto. Así me digan que el resto de los ensenadenses y bajacalifornianos prefieran las carreras. El cuidado de Nuestra Madre Tierra no es cuestión de democracia, sino de amor y gratitud.
Y si alguien no entiende esto, solo se explica por una profunda ignorancia, una ambición desmedida, o un fanatismo, que como todos los fanatismos es irracional e insensato.
Estar en contra de estas carreras no solo es cuestión de amor y gratitud. También lo es de sobrevivencia. Estamos viviendo tiempos difíciles para la humanidad. Una parte importante de estas dificultades es debida a los graves daños que le hemos estado haciendo al ambiente natural que permitió que surgiera la humanidad como especie. Esos daños están ocasionando el calentamiento global, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, todo tipo de catástrofes naturales, la acidificación de los mares, la erosión y desertificación de la tierra, inundaciones, entre otras muchas cosas.
Insistir en seguir haciendo estas carreras es aportarle a todo esto. Es sumarnos a la insensatez y al suicidio. Sobre todo por la manera en que han venido haciéndose, en que no existe ningún tipo de regulación, y los organizadores hacen lo que les da la gana.

La destrucción de las dunas del Valle de Los Cirios a cambio del “espectáculo” (Internet).
Carreras fuera de camino y conservación de la naturaleza no son compatibles. Esto ya lo entendieron en los Estados Unidos, por eso allá a este tipo de carreras las tienen muy acotadas y restringidas. Aquí no parece que queramos entender eso.
Al no poder hacer los destrozos acostumbrados en su tierra, los organizadores de carreras fuera de camino de Estados Unidos se han estado viniendo a Baja California. Aquí el terreno es fértil. Un sector inculto que no conoce los valores de su tierra y no aman la naturaleza; unas autoridades corruptas e ignorantes que ocupan mucho del circo para ocultar las problemáticas que nos afectan y entretener e idiotizar al pueblo. El resultado lo estamos viviendo: el florecimiento de este tipo de carreras en la península y no precisamente para beneficio de Baja California.
Desde luego, a los organizadores de estos eventos no les interesa nuestra tierra ni aman la naturaleza. A ellos solo les interesa el dinero, y como aquí se les dan todo tipo de facilidades para que lo ganen a manos llenas, no han dudado en traerse de Estados Unidos para acá todas las carreras posibles, manejando el cuento de todas las bendiciones que caerán en esta tierra. Para los organizadores estadounidenses el esquema es ideal: leyes flexibles, muy flexibles, autoridades corruptas que incluso trabajan para ellos, y todo tipo de privilegios que les permite ganar de todo a todo.
Quien invierte es el gobierno de Baja California y quienes ganan son unos cuantos organizadores estadounidenses. Sus ganancias se las llevan al otro lado y los destrozos y daños aquí quedan. Bueno, además de los destrozos quedan algunas migajas a las que los defensores de las carreras les llaman pomposamente “derrama económica”. El negociazo. ¡Ahh!, pero además, los organizadores son tratados como héroes. ¡¡¡Que chulada!!!
Además del daño directo que ocasionan a la naturaleza estás carreras, promueven en nuestra tierra la mentalidad y la convicción de que nuestras regiones naturales son una pista de carreras. A muchos les meten en la cabeza la idea de que las máquinas son más importantes que la naturaleza, e incluso más importante que una vida humana. Quienes gustan de estos eventos no aman a la naturaleza, por lo contrario, la desprecian. Eso es muy fácil de ver.
Jamás podré estar de acuerdo con estas carreras.
* Reconocido explorador, geólogo, escritor, fotógrafo e historiador mexicano pródigo en investigaciones y publicaciones sobre historia, medio ambiente y arqueología de Baja California, Chihuahua y otros estados del país, así como sobre sitios naturales inexplorados o poco conocidos. Su trabajo lo ubica como uno de los mejores espeleólogos de México. clascano@hotmail.com