Alfonso Cardona, objeto de reconocimiento del CENIDIAP
“Proyecto Península, a paso firme”, es el nombre que el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (CENIDIAP) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en Baja California, asignó al proyecto plástico y visual que en septiembre próximo conmemora al distinguido fotógrafo mexicalense Alfonso Cardona Sánchez, muerto en noviembre de 2010.
Javier Cruz Aguirre / A los Cuatro Vientos
El homenaje es, a decir de Jaime Enrique Delfín Villafuerte, encargado del área de Arte Plástica y Visuales del Centro Estatal de las Artes de Ensenada (CEARTE), la base que al corto plazo dará vida al Festival de Fotografía que llevará el nombre de Cardona, caminante peninsular, paisajista, ambientalista y activista social.
En entrevista con A los Cuatro Vientos en su versión radiofónica –XS 92.9 FM, de la ciudad de Ensenada, Baja California-, Delfín Villafuerte dio a conocer pormenores del proyecto, que este año incluye tres exposiciones fotográficas, entre ellas una primera revisión y exposición del material fotográfico que Cardona sumó en sus dos caminatas costeras peninsulares (1999 y 2000), en donde el artista generó 70 mil imágenes actualmente bajo curaduría artística del CENIDIAP estatal.
Cardona, a quien Delfín identificó como “El Hombre del Desierto”, una especie de versión moderna del periodista y escritor Fernando Jordán Juárez (1920-1956, El Otro México; Baja California, Tierra Incógnita; Mar Roxo de Cortés; Crónica de un País Bárbaro), también será objeto de un documental, que nace con videos tomados por el caminante y entrevistas con sus familiares y amigos.
De él Carlos Lazcano Sahagún, otro relevante caminante, espeleólogo, geólogo, articulista y escritor bajacaliforniano, dijo en el artículo “¡Hasta luego Alfonso!”, que se publicó en el diario El Vigía el 14 de noviembre de 2010, tres días después de la muerte del fotógrafo en la ciudad de Mexicali, a los 55 años de edad:
“Con pesar me enteré de la muerte de Alfonso Cardona, con quien me unía el amor por Baja California y especialmente sus regiones naturales, su cultura y sus tradiciones.
“Nos conocimos hace más de 20 años, creo por 1987 o 1988, cuando trabajábamos en Extensión Universitaria de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Él coordinaba los talleres de fotografía.

El fotógrafo, en los años de las caminatas costeras peninsulares (Foto: internet).
“Nuestra amistad y relación más directa se inició cuando lo invité a participar en la caminata por toda la península, siguiendo las antiguas rutas de exploración de los misioneros, invitación que aceptó con gusto y entusiasmo. Dicho evento lo realizamos de enero a mayo de 1989.
“Menciono esto porque de los que participamos en dicha caminata, fue a Alfonso y a mí a quienes más nos transformó, especialmente la visión que teníamos sobre nuestra tierra.
“Alfonso, de ser un fotógrafo de las problemáticas sociales urbanas, se convirtió en un fotógrafo de naturaleza. Pero no en un fotografo de naturaleza a manera de los gringos, a quienes les estorba la presencia humana y toman sus fotos de paisaje, flora y fauna para que se vean bonitas y sean un adorno. No, la fotografía de Alfonso era comprometida, comprometida con la misma naturaleza y con el ser humano.
“Alfonso tomaba fotos para sensibilizar, para denunciar, para llamar la atención.
“Esa experiencia de caminar por toda la península fue maravillosa. Ahí conocí a Alfonso en todo su valor y en todas sus debilidades, porque en eventos como esos uno nunca puede ocultarse, se muestra tal como es.
“Y Alfonso era terco, necio, pero con la convicción de que estaba haciendo algo positivo, algo valioso. Era apasionado en lo que hacía, y es así, sólo con pasión, como se logran las grandes cosas. Recorrimos 2 mil 500 kilómetros en cinco meses. Cuantas cosas no se dicen y hacen en ese lapso y en tal cantidad de pasos.
“Recuerdo con cariño las innumerables veces que encendimos una fogata, para preparar los alimentos y para calentarnos con su fuego. Ahí bajo ese fuego lo resolvíamos todo, desde nuestros problemas, hasta los sueños que esperábamos realizar más adelante.
“Y qué decir de cuando platicábamos con la gente del desierto, de las sierras, de la costa. Alfonso en especial escuchaba sus problemas y los hacía suyos. Tanto que tiempo después regresó a algunas comunidades para ayudarlos, asesorarlos, convivir con ellos.
“Recuerdo los cielos llenos de estrellas que intentamos fotografiar. Nos asombrábamos ante el Universo y comentábamos como las estrellas nos observaban con cuidado. Mucho platicábamos sobre la historia de los sitios, de lo ranchos, de las misiones.
“Igualmente sobre la historia natural, la geología, la flora, la fauna. Y que decir de los ranchos, en donde en cada rostro, de los jóvenes, de los ancianos, de los niños, veíamos a seres humanos felices, a pesar de sus problemáticas, y aferrados a una tierra que consideraban parte de su corazón.
“Con Alfonso aprendí a escuchar estas voces y ser más sensible a estos seres humanos parte de nuestra historia y devenir.

Valle de los Cirios (Foto: Alfonso Cardona).
“Para Alfonso lograr completar todo el esfuerzo de la caminata fue un gran reto, mayor del que representó para Carlos Rangel y para mí, ya que nosotros teníamos amplia experiencia en el campo y Alfonso no.
“Pero Alfonso nunca se desanimó y con coraje y esfuerzo sacó la casta y terminó hasta San Diego, nuestro objetivo final. También recuerdo todo el apoyo que Alfonso me dio en varias de las situaciones difíciles que vivimos, en especial cuando uno de los participantes, que finalmente renunció, quizo apoderarse del proyecto desviándolo de sus objetivos.
“Cuando terminamos, Alfonso, al igual que yo, ya era otro. La península nos transformó.
“Compromiso social
“Esa primer caminata no fue suficiente para Alfonso, y a los 11 años emprendió otra siguiendo todo el litoral de la península.
“Para entonces las condiciones de la península ya eran otras y las problemáticas sociales de las comunidades aisladas se habían agudizado.
“Despojo de tierras por parte de desarrolladores, drogadicción entre los pescadores, acaparamientos, contaminación, entre lo más importante. Un año y tres meses le llevó este nuevo recorrido en que sumó unos 4 mil kilómetros.
“Alfonso compartió dicha experiencia con mucha gente a lo largo de la península, a través de numerosas pláticas en escuelas y entre jóvenes, publicando numerosos artículos y difundiéndola lo más que pudo.
“Hace un par de años Alfonso efectuó un nuevo intento de volver a recorrer la península, pero este fracasó a poco de iniciada. Tuvieron demasiados problemas y pocos apoyos.
“La intención de esta última caminata era la de registrar sobre todo el despojo de nuestras costas por parte de extranjeros y empresas desarrolladoras. Sólo logró una pequeña parte. Es una problemática que hace 20 años apenas se iniciaba, pero hoy es muy fuerte.
“Lo realizado por Alfonso siempre fue inspirador, y en eso entusiasmó sobre todo a numerosos jóvenes que hoy son parte de esa conciencia social.

La salina de Guerrero Negro (Foto: Alfonso Cardona)
“Y qué decir de su fotografía. Alfonso siempre ha estado considerado entre los mejores fotógrafos de Baja California, sobre todo por el nivel de compromiso que imprimía en cada una de sus tomas.
“Para él, el verdadero fotógrafo era el que se comprometía con lo fotografiado. Además, Alfonso fue maestro de una importante generación de muy buenos fotografos ensenadenses: Enrique Botello, Sergio Ramos, Octavio Meillón, Enrique Fuentes, entre los más destacados.
“Muchos años estuvo al frente de los talleres y cursos de fotografía de la UABC, comunicando a sus alumnos esa filosofía de la fotografía comprometida, esa fotografía que no tiene sentido sino que te dice algo más allá de lo evidente. Y a muchos movió y sensibilizó la fotografía de Alfonso.
“Alfonso se identificó con muchas de las problemáticas sociales de nuestra comunidad y península, sobre todo aquellas que tenían que ver con la destrucción del medio natural.
“Se identificaba con los ambientalistas y puso al servicio de ellos su fotografía.
“Recuerdo a Alfonso como una persona generosa, siempre sensible a las injusticias. Una persona que actuaba, no se quedaba en sueños.
“Con su muerte se pierde a un gran bajacaliforniano, de esos que realmente luchaban por algo mejor. Descanse en paz nuestro amigo. Su polvo ya es parte de esta tierra y su recuerdo generoso parte de nuestra historia”.
Para los cibernautas de A los Cuatro Vientos, a continuación el audio de la entrevista radiofónica con Jaime Delfín Villafuerte, que se realizó el miércoles 24 de julio de 2013:
https://www.4vientos.net/audio/ALFONSOCARDONAEXPO2013.mp3