AL FILO DE LA NAVAJA: Operación mochila, ¿solución para impedir tragedias como la de Torreón?
«Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres»
Pitágoras (2,500 años AC)
Escribo nuevamente sobre la “Operación Mochila” y “Mochila Segura” porque se propone nuevamente, incluso por el Presidente López Obrador y su esposa Beatriz Gutiérrez, como medida para prevenir tragedias como la del pasado 10 de enero en Torreón, en la que un menor asesinó a su maestra, hirió a otros alumnos y luego se suicidó.
Raúl Ramírez Baena / 4 Vientos
La sociedad mexicana se horrorizó al conocer esta noticia, sobre todo por tratarse de un menor de sexto año de primaria quien perpetró el crimen en una escuela particular de Torreón, siguiendo el modelo de violencia y el modus operandi de las masacres que se viven cotidianamente en las escuelas de los Estados Unidos. La preocupación no es para menos.
Para prevenir esas acciones no debemos volver a medidas inútiles y superficiales como el “Operativo Mochila”, en el que niñas, niños y adolescentes ven como algo normal la violación a su derecho a la no discriminación y a la presunción de inocencia, además de sufrir actos de molestia contrarios a su dignidad al ser revisadas sus mochilas, supuestamente para evitar que no posean e introduzcan en las escuelas objetos ilegales (armas y drogas), violando el principio universal del “interés superior de la niñez”. Como para que la sociedad vea que se hace algo.
Peor es cuando las autoridades disponen que policías uniformados, armados, entren a los salones de clases con perros y obliguen a los menores a abrir sus mochilas, mancillando su intimidad con la venia de los directivos escolares y las asociaciones de padres de familia. Las y los menores, asustados, entran abruptamente al juego de la violencia institucional al aprender en carne propia el modelo de criminalización de la sociedad y el Estado policíaco.

Foto: Internet
Para una sociedad desinformada y alienada que vive en el miedo y la superficialidad, lo más fácil es echarles la culpa a los desobligados padres de familia, al gobierno y a los criminales, cuando el problema de la violencia es de fondo, y la solución, también. Esta inercia opaca en las autoridades y en la sociedad los problemas y conflictos que viven cotidianamente niñas, niños y adolescentes en medio de la violencia familiar y la violencia social.
El modelo capitalista de desarrollo y con ello el modelo educativo de “competitividad” para aumentar la productividad laboral y las ganancias privadas, y no para la realización personal y el acceso a la felicidad, impiden la formación integral de las y los menores en el hogar, en la escuela y en la comunidad. Si a ello le sumamos los mensajes violentos y promiscuos en los medios electrónicos, los juguetes bélicos, no lúdicos, y las “maquinitas”, todo ello en aras del lucro y la comercialización, nos podemos explicar el porqué de las conductas antisociales de la niñez y la adolescencia: la reproducción de la narcocultura, el bullying, el sicariato y los rambos americanos como modelos a seguir para escapar de la realidad.
La pedagogía del crimen
Con los últimos acontecimientos políticos del Continente Americano, nos damos cuenta del papel que hoy juegan las religiones como mecanismos de control social, para moldear la conducta y la voluntad de las masas.
La Maestra Stella Villarmea, de la Universidad de Alcalá, asegura: “Los retos de la era digital, la sociedad de la (des)información, los avances en biotecnologías y el desafío de las crecientes desigualdades parece que hace necesario que adolescentes y jóvenes dispongan de herramientas que les proporcionen autonomía y capacidad de decisión y, en este sentido, materias como la Filosofía o la Ética se presentan como instrumentos importantes para ofrecer una formación integral a los alumnos.”

Padres de familia de la Escuela Cervantes, de Torreón, tras el tiroteo (Facebook)
Continúa: “La presencia de una asignatura común de Ética (…) necesaria e imprescindible, puesto que la enseñanza obligatoria debe incluir, como contenidos filosóficos esenciales de la educación, la reflexión y el análisis crítico-racional sobre temas como el ser humano y su dimensión moral, el problema de la libertad, las nociones de deber, derecho y principio; la distinción fundamental entre lo moral, lo político y lo legal; el análisis del pluralismo de las concepciones del bien, una introducción a las teorías de la justicia, la relevancia de la Ética pública y de la integridad personal, la igualdad de trato y la no discriminación y, finalmente, el valor de racionalidad del diálogo y los procedimientos deliberativos que dan soporte a la misma democracia.”
Salvador García Bardón, profesor emérito de la Universidad de Lovaina, miembro de la Sociedad Filosófica Lovaniense y Doctor en Lingüística por la Sorbona, cree que “es gravísimo que la filosofía no esté en los planes, puesto que su ignorancia y, sobre todo, el espíritu crítico que aporta es una manera de privar al ciudadano, a los jóvenes, de autodefensas frente a las gravísimas agresiones que sufre en su independencia frente al pensamiento único actual. Todos sabemos que sin independencia no hay libertad y que, sin libertad, la democracia se transforma en una trampa suicida para ciudadanos idiotizados.”
Entre otras propuestas curriculares progresistas, mucho se ha insistido a las autoridades, sin éxito hasta ahora, sobre la propuesta pedagógica de introducir en la Educación Básica la materia de “Educación para la Paz y los Derechos Humanos”.
Es tiempo de que hagan caso a los humanistas, después será demasiado tarde.