A pesar de algunas autoridades, se contribuye a la generación del conocimiento
Frecuentemente el médico no hace el diagnóstico o no prescribe el tratamiento adecuado, pero el paciente se cura. El motivo: el tratamiento no ocasionó efectos indeseables y la historia natural de la enfermedad es la de una evolución hacía la curación sin ningún tratamiento.
Arturo Jiménez Cruz* / Observatorio Académico Universitario
El mensaje puede aplicarse a muchas actividades: “A pesar de los políticos no estamos tan mal”; “a pesar de los maestros y el sistema educativo, han egresado buenos profesionistas”; “a pesar de las autoridades y docentes, el proceso de enseñanza aprendizaje no es tan malo”; “a pesar de las autoridades universitarias, se realiza alguna investigación con alto impacto”; “a pesar de las autoridades, se registran patentes”; etc.
Sería deseable que los pacientes, ciudadanos, académicos, estudiantes y egresados dijeran sin exceso de cortesía: “como resultado del tratamiento médico, el paciente se curó”; “ por las decisiones de los gobiernos, se tiene uno de los mejores sistemas educativos”; “por las decisiones de las autoridades, se contribuye al conocimiento y se registran patentes”; “por las administraciones universitarias y los cuerpos colegiados, tenemos programas acreditados y egresados sin desempleo”; “por el gobierno, las autoridades universitarias, el sistema educativo, la transparencia, la utilización eficiente de recursos, las decisiones de los cuerpos colegiados, y la contribución de las universidades a la sociedad mexicana, somos un país referente en el mundo”.
No lo somos, ni en educación básica, ni en la media, ni en la superior, ni en la investigación, ni en la innovación.
Aunque parezca ingenuo, es posible el cambio. Los nuevos gobiernos y autoridades siempre son una esperanza. Desaparece la esperanza cuando se observa continuidad, cuando los sucesores pertenecen al mismo grupo político, o al mismo partido que no demostró resultados. Por ello, para continuar en el poder, los gobiernos y partidos gastan mucho dinero para maquillar y sobredimensionar los resultados de sus acciones, y también para amenazar que con el cambio “se perdería lo ganado”.
Peña Nieto no proviene del mismo partido y tampoco del mismo grupo político que su predecesor, por lo que, en teoría, podrían haber razones para la esperanza. Sin embargo, proviene del partido que gobernó en el siglo XX, sus antecedentes en el gobierno del estado de México, las de su partido y la de su equipo de colaboradores hacen que las expectativas se reduzcan. El Lic. Federico De la Vega, proviene del mismo partido que el de Osuna y ha incluido a su gobierno muchos ex colaboradores que no dieron buenos resultados; pero la esperanza se podría sustentar en los colaboradores sin malos antecedentes.
Aunque algunas universidades tienen la facultad de ser autónomas, la producción de las universidades también pertenece al ámbito de productividad de los gobiernos del estado y del gobierno federal. Por lo tanto la responsabilidad de la insuficiente cobertura, la mala calidad de la educación, la insuficiente investigación, el despilfarro y la utilización deficiente de los recursos es compartida. Entre gobiernos de los estados existe heterogeneidad en el nivel de intervención en los asuntos de las universidades y en su presupuesto, pero en lo general el presupuesto para educación superior e investigación no ha sido utilizado de manera eficiente.
Debido a que algunos gobernadores, con los recursos asignados para educación y salud, no han respondido con honestidad y eficiencia, el actual gobierno federal busca medidas para centralizar o monitorizar de manera rigurosa los recursos asignados a los gobiernos de los estados. En educación superior e investigación se podría hacer lo mismo. Son indispensables estrategias y acciones para vigilar que los recursos sean asignados para lo que fueron programados. Los programas extraordinarios de la SEP, han fracasado en la planificación, en el proceso, en los resultados y en la supervisión. La mayoría de rectores han tenido como ejemplo a seguir, a sus gobernadores, que no han sido eficientes ni transparentes. Y los profesores para el nombramiento de los cuerpos colegiados, tienen como ejemplo a los rectores y a su equipo cercano.
La calidad de los cuerpos colegiados se puede valorar por el perfil académico de los miembros y sus decisiones. Las decisiones de los cuerpos colegiados, en general no son congruentes con el Plan Institucional (porque no lo entienden o porque no están de acuerdo), con la política estatal, o con la federal.
El perfil de los miembros de las academias universitarias y de la mayoría de los cuerpos colegiados universitarios, están lejos de alcanzar los requisitos mínimos establecidos en la Academia Mexicana de Ciencias o en las academias nacionales de disciplinas específicas. Para su conformación, congruente con el perfil de las autoridades, se establecieron reglas de operación “para que nada cambie”. Para que decidan y se premian a los políticos. Se han convertido en un instrumento para la resistencia al cambio. Responsables de la reducción del presupuesto de los programas extraordinarios para las universidades.
Entre los objetivos de los programas extraordinarios se pueden considerar:
1) El aumento de PTC con grados de maestro o de doctor.
2) De publicaciones de alta calidad.
3) De los profesores PROMEP.
4) De autoridades con doctorado o maestría.
Todos esos indicadores han aumentado significativamente, menos la calidad de los egresados de los programas de postgrado, el perfil de los miembros de los cuerpos colegiados, la utilización eficiente de recursos y las publicaciones en revistas de alta calidad. Se ha retrocedido con respecto al entorno internacional. Es decir, los objetivos se lograron parcialmente, pero el diagnóstico e intervención fueron inadecuados. Las autoridades y los maestros que controlan las unidades académicas les dieron la vuelta a los indicadores de calidad (maestrías, doctorado, publicaciones, autoridades y oposiciones patitos), para que todo siguiera igual.
Una estrategia diferente debería estar enfocada en indicadores que no puedan modificar los maestros y las autoridades, y están relacionadas con los puntos de impacto, la calificación de influencia en Researchgate, el índice: i 10, y el índice H de Google.
La SEP debería subir los recursos de los programas extraordinarios con nuevas reglas de juego. Supervisión in situ y mediante encuestas dirigidas a los cuerpos académicos, sobre el ejercicio de los recursos. Además, se deberían establecer objetivos de calidad relacionados con indicadores no controlados por la institución o por grupos parroquiales, y aplicar un sistema de vigilancia para que los recursos asignados se adjudiquen a quienes producen documentos de calidad. Desafortunadamente, el PREDEPPA no parece ir por ese camino. Pero puede corregirse.
Se pueden aplicar diversos abordajes de supervisión y seguimiento de los recursos. Pero también se requiere la generosidad de las autoridades y los cuerpos colegiados (sobre todo de los profesores que han ocupado puestos de confianza), para dejar las decisiones en profesores que cumplan con el perfil mínimo que requieren las academias nacionales.