A DOS DE TRES CAÍDAS: La prostitución morenista del Poder Legislativo en Baja California
La esencia fundamental de todo estado democrático y de toda república, descansa en el pilar de la división de poderes. En el caso de un país y de un estado nación como el nuestro, con una democracia representativa, en donde el pueblo deposita su soberanía en sus representantes populares (diputados locales, federales y senadores) esta premisa adquiere una mayor relevancia.
Arturo Ruiz, El Súper Cívico/ 4 Vientos
Recordemos que la división de poderes, es un principio de organización política y administrativa de la cosa pública, en la cual, las distintas tareas asignadas a la autoridad están repartidas en órganos distintos y separados. En dicho principio, los poderes básicos son el legislativo, el ejecutivo y el judicial.
Desde los antiguos griegos con Aristóteles se veía a esta división de poderes como una importante medida para el funcionamiento del estado; pero fueron Locke y Montesquieu quienes desarrollaron de forma más detallada esta clásica división, en la cual, el poder y la toma de decisiones no deberían depositarse, ni concentrarse en una sola persona o poder, como medida para evitar la tiranía, el cacicazgo y el exceso de poder.
Y desarrollaron esta idea en la cual se establecieran órganos de poder distintos que se controlarían unos a otros, mediante un sistema de contrapesos sustentado en la articulación de distintas facultades y mecanismos de control. De esta forma, la división de poderes se ha convertido desde hace muchos años en una piedra angular de las Revoluciones liberales y de las democracias modernas, toda vez que evita la concentración de los poderes en una sola institución o persona.
En el caso de México y de sus entidades confederadas en una república, resulta fundamental el respeto a la división de poderes, dado que el modelo imperante del presidencialismo puede resultar catastrófico debido al incipiente y lento proceso de transición democrática, que tiene como premisa el fortalecimiento de un sistema legislativo, sustentado en la pluralidad y diversidad política e ideológica, que sea capaz de ir pasando del modelo presidencialista (centralista y vertical) a un modelo parlamentario (descentralizado y horizontal).
Lamentablemente, la esperanza de que la anunciada “Cuarta Transformación” contemplara este proceso, se ha ido decantando en los cauces de un drenaje oscuro, toda vez que la parecer esta cuarta transformación implica el lamentable retorno a un estado hegemónico, centralista y vertical que tiene su mayor fortaleza en un presidencialismo autoritario y sin contrapesos.
¿Exagero? No. Estamos viendo el retorno de un partido de estado, un partido monolítico que tiene como premisa el desfondamiento y aniquilación de las fuerzas opositoras, la descalificación automática a la crítica periodística, a la libertad de expresión y los oídos sordos a las opiniones de los partidos de oposición.
Resulta evidente además el funcionamiento de la premisa de la polarización social, sustentada en la opinión presidencial y no en la lucha de clases ni en la confrontación ideológica, es obvia la intención de controlar al poder legislativo y el estrangulamiento y penetración del poder judicial al contentillo del presidente y de su camarilla.
Esta concentración de poder en el ejecutivo, se traduce también en obras y servicios públicos, entregados a empresarios afines sin licitación alguna, en el funcionamiento de modelos de transparencia cada vez más opacos y lentos, en la imposición de iniciativas al congreso o en la emisión de decretos del ejecutivo para pasar por encima del análisis del legislativo y en control absoluto del partido en el poder por parte del ejecutivo sin contemplar a sus bases.
Y este formato, por supuesto que se reproduce en los gobiernos estatales, en donde los Gobernadores someten a los congresos estatales, burlan las leyes a su antojo y usan las instituciones públicas para lograr sus objetivos.

Diputados y diputadas de todos los partidos políticos que desde la XXII Legislatura del Congreso del Estado, aprobó la Ley Bonilla, finalmente declarada inconstitucional por la SCJN. Foto: internet
En Baja California, los diputados de morena se han convertido en serviles artífices del Bonillato. Legislan al vapor para cumplir las órdenes y deseos del gobernador Bonilla, no dudan en trampear y pasar por encima de las leyes y constitución para satisfacer a su amo. La venta de sus votos y voluntades es ya norma cotidiana y no la excepción, han traicionado al pueblo que votó por ellos para que representaran sus intereses y para que velaran por el correcto cumplimiento de las leyes y de ajustar los presupuestos públicos para servir a la gente.
Resulta por tanto evidente, que Morena ha prostituido al Poder Legislativo, y que los diputados ya no son dignos representantes de la soberanía popular, sino que son simples empleados del gobernador, dispuestos a lo que sea con tal de seguir en el poder, gozando de altos salarios y prerrogativas sin importarles el destino e interés del pueblo.
Son diputados batidos en el estiércol de la mediocridad y prostituidos por un gobernante que los trata como sus esbirros, para que actúen en base a sus caprichos y ambiciones.

El gobernador Jaime Bonilla y la diputada Monserrat Caballero, coordinadora del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso del Estado. Foto: internet
No sé, creo que en las elecciones del 2021, Morena sufrirá una fuerte derrota, esto siempre y cuando, el pueblo tome conciencia, y cuando hablo del pueblo, destaco la participación de la clase media, de los universitarios y de la sociedad civil organizada, que es el motor capaz de regresarle la dignidad a las instituciones públicas.
Esto solo será posible mediante una gran alianza de los partidos de oposición, de candidatos independientes y de la sociedad civil, en donde se antepongan compromisos y proyectos comunitarios a los intereses económicos y partidistas.

Diputados panistas que aprobaron la reforma constitucional conocida como Ley Bonilla. Foto: internet
Por su parte Bonilla, sus secuaces, sus esbirros y Morena, le apostaran al voto proveniente de la gente más humilde y más empobrecida a la cual pretenden controlar mediante los padrones de las becas, apoyos y despensas otorgadas con el dinero público y movilizando electoralmente a los “servidores de la nación”.
Porque Morena se transformó en el viejo PRI, en un dinosaurio que lucra con la pobreza para conservarse en el poder. Morena es la desesperanza, porque la cuarta transformación carece de contenido, porque no tiene una estrategia de combatir la pobreza, sino de masificar la pobreza, para controlar a los pobres con despensas y dadivas.
Esa es mi visión, y no creo que un predicador, adquiera de la noche a la mañana, el tamaño de un estadista a la altura de las necesidades del pueblo de México.
Ni creo que un cacique como Bonilla, se transforme por obra y gracia del Señor, en un buen gobernante, por el contrario, Bonilla intentará colocar a un títere como candidato al gobierno para poder controlarlo y asegurar un “bonillato” transexenal que le asegure el control político y económico del estado.
Pero en fin, creo que sigue siendo válida la premisa de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Espero que el pueblo de Baja California despierte y conquiste un gobierno a su altura y se libere de los falsos redentores y panzas aventureras que solo buscan su beneficio personal… ¿O no?
PD1. No sé si la cuenta de muertos y el dolor que estos han causado en sus familias, cambie, si los muertos anunciados, no son de hoy, sino de ayer, como dijo AMLO en una de sus mañaneras.
PD2. ¿Bajar financiamiento a partidos? SÍ, pero dejando a todos ellos con la misma cantidad y con más controles de los apoyos privados para evitar los “moches” del Bonillato.