CRÓNICA NATURAL: Antonio Meléndrez, a 165 años de su cobarde asesinato
Juan Antonio María Meléndrez Ceseña era su nombre completo. Nació un 24 de junio de 1830 en el Valle de la Grulla (hoy Ejido Uruapan), poblado que se ubica a 30 kilómetros al sur de la hoy ciudad y puerto de Ensenada. Su primer nombre se debe a que nació el día de San Juan.

Arnulfo Estrada Ramírez / 4 Vientos / Todas las imágenes son cortesía del autor quien es el Cronista Oficial de Ensenada
Fue hijo de don José Guadalupe Meléndrez Orantes y doña Susana Ceseña Arayos, quienes se casaron en 1815. Don José nació en 1776 en San Antonio, Baja California Sur, y Susana era nativa del Territorio Norte de Baja California.
Tuvo siete hermanos de los que tres fueron mujeres: Guadalupe, María Asunción y Francisca; y cuatro varones: Francisco, Jesús, José Rosario y Juan.
Se casó con María de los Ángeles Espinoza quien estaba embarazada al momento del fusilamiento de Juan Antonio. Tiempo después nació una niña a la que se le puso el nombre de Carmen Meléndrez.
María se volvió a casar. Lo hizo con Florentino Ortiveros, con quien formó otra familia.

Categoría de héroe
Juan Antonio creció en el valle de La Grulla, en donde ayudó a su familia en las tareas del campo,- Ello le permitió conocer su entorno y tener una estrecha relación con los pocos mestizos de la región y con los nativos de las comunidades indígenas cercanas.
Juan Antonio ya gozaba de cierta fama por las historias que se formaron alrededor de su persona, cuando Ensenada es invadida por un grupo filibusteros armados a cuyo frente estaba el estadounidense William Walker. Aquí es donde el heroísmo de Juan Antonio se impuso a toda prueba.
La siguiente es su historia.

El 17 de octubre de 1853, un grupo de 45 filibusteros a bordo del bergantín Carolina, salió del puerto de San Francisco, California, con rumbo a Guaymas, Sonora. Su propósito era apoderarse de ese Estado y de Baja California para formar una “República”.
El 28 de octubre llegaron a Cabo San Lucas y de ahí se dirigieron a la ciudad y puerto de La Paz, a donde llegaron el 3 de noviembre para tomar la ciudad y, acto seguido, enarbolaron una bandera con tres barras: dos rojas y una blanca con dos estrellas que representaban a Baja California y Sonora. Acto seguido, declararon la nueva “República de Baja California” y Walker se asumió como su “nuevo presidente”.
Tres días después se dirigieron a Cabo San Lucas, en donde Walker tenía pensado poner la cabecera de la recién declarad República, pero ahí fue combatido por un grupo de militares civiles a cargo del Teniente Manuel Pineda quien les causó algunas bajas. Es entonces que los filibusteros se dirigen a Ensenada con el mismo propósito anexionista.

El grupo invasor llegó a Ensenada el 29 de noviembre de 1853, donde toman como cuartel a la única casa en pie cuyo propietario era el señor Pedro Gastélum y su familia. Walker la nombró “Fuerte Mckibbin”, en honor a uno de los filibusteros muertos en su aventura.
Aquí es en donde el Subjefe Político y Comandante Militar del Partido Norte de la Baja California, el capitán Francisco Castillo Negrete, con el apoyo de Meléndrez y algunos rancheros y nativos de comunidades indígenas voluntarios, decidieron hacerle frente a los invasores.
Lo derrotaron en varios frentes de batallas llevadas a cabo en diversos sitios como El Ciprés, La Grulla, El Fuerte Mckibbin. La batalla decisiva se llevó a cabo en un sitio cercano al Valle de la Trinidad conocido como La Calentura, en donde los usurpadores, tras sufrir algunas bajas, huyeron hacia la frontera con los Estados Unidos.
En el trayecto de su retirada, en un paraje conocido como Cueros de Venado, tuvo lugar la última batalla contra los filibusteros que ya para entonces huían del asedio que sobre ellos hacían el patriota Meléndrez y su gente.
Los estadounidenses lograron cruzar la frontera el 8 de mayo de 1854, para no regresar más a territorio mexicano.

Estas últimas batallas fueron encabezadas por Meléndrez debido a que Castillo se había desanimado por falta de armas para enfrentar a un enemigo más poderoso, abandonando el terreno de batalla para irse a refugiar en San Diego, California.
Gracias a esos hechos heroicos los mexicanos aún conservamos esta importante parte de la república. De ese tamaño es la figura histórica de Juan Antonio María Meléndrez Ceseña.
La traición
El enorme triunfo de Meléndrez no gustó a la élite política y militar de aquellos tiempos, debido a que el valor y la estrategia de combate del humilde ranchero los había opacado, por lo que se empezó a gestar una traición bajo el alegato de que “los intereses personales de Meléndrez se anteponían a los del pueblo”, tal y como lo sugerían el teniente José Antonio Chávez y Juan Bandini, entre otros personajes de la época.
Es así como el general José María Blancarte, a quien el presidente Antonio López de Santa Anna nombró en 1854 Jefe Político y Comandante Militar en Baja California Sur precisamente para enfrentar a los invasores, ordena al teniente José Fidel Pujol que apresara a Antonio Meléndrez.
El 27 de junio de 1855, con la promesa de que recibiría un grado militar y un pago por sus servicios a la nación, Meléndrez se trasladó a San Vicente en donde fue hecho prisionero y consignado por los militares de Pujol.

Un día después, el 28 de junio de 1855, fue sentenciado a muerte por el mismo Blancarte y posteriormente fue fusilado en el paraje de la Misión de San Vicente Ferrer, donde se cree que está sepultado. Apenas 4 días antes había cumplido 25 años.
Dada la inconformidad popular, el primero de octubre de 1855 el general Blancarte ordenó al capitán José de Oñate que se reabriera el juicio contra el héroe, el cual se inició el 11 de diciembre de ese mismo año.
Luego de escuchar diversos testimonios de varios testigos que enaltecieron el patriotismo de Meléndrez, quienes organizaron y ejecutaron su asesinato lo reivindicaron como un héroe y patriota bajacaliforniano.
