Cuentos e historias para la ternura: La diosa coronada
Sucede que hoy por la mañana encontré en mi muro una nota de mi amiga Lucía Garzón en donde nos hablan del músico colombiano Leandro Días “Juglar del Vallenato». Y como buen juglar, Díaz compuso esta historia “La Diosa Coronada” para Josefa Guerra. Bella historia que aparece en youtube con Josefa, la mujer que fue la inspiración de Díaz. El link es este http://www.youtube.com/watch?v=obBAipW3B5E; espero que lean la historia, escuchen la canción y vean el video. La fotografía que acompaña esta historia es de Josefa Guerra ya adulta. Un abrazo. Gracias Lucía, un abrazo para ti.
Cuauhtémoc Riviera Godínez/ A los Cuatro Vientos
La Diosa Coronada
Señores vengo a contarles
hay nuevo encanto en la sabana.
En adelanto van estos lugares
ya tienen su diosa coronada
La vida tiene buen adelanto
y tiene diosa de los encantos
y tiene su corona de reina
lo bello aquí está el Magdalena
Paso a contar lo siguiente
conozco diosa y rey querido
Ese nombre de diosa es de gente
que tenga su grado distinguido
Que viva el mismo movimiento
y que tenga el mismo pensamiento
que viva alegre en la sabana
ya tiene su diosa coronada
que canta el pobre Leandro Díaz
triste por la serranía
Cuando el rey querido llega
de tarde por la serranía
Hay que ponerle gallina rellena
que el rey es fino madre mía
Le pones la mesa bien servida
tú sabes que el rey es gente fina
le pones un gran arroz volado
que coma el rey considerado
que coma el rey considerado
le pones un gran arroz volado
Cuando el rey llega de tarde
que mira el jardín florecido
Cuando la diosa mueve el caderaje
se pone el rey más engreido
Y llega la mirá con anhelo
y dice gracias le doy al cielo
que viva alegre en la sabana
ya tiene su diosa coronada
Que canta el pobre Leandro Díaz
triste por la serranía
Las delicias de la vida
son las miradas de la diosa
sera por eso que el rey se sofoca
cuando oye otro hombre que la mira
deseara volverse una mision
y luego pasarle el corazon
que canta el pobre Leandro Díaz
triste por la serranía
triste por la serranía
canta Leandro Díaz
Esta es la historia de la célebre canción de Leandro Díaz
El epígrafe de la Diosa Coronada, con el que García Márquez le hizo honores al poeta ciego de la canción vallenata, Leandro Díaz, además del intenso contenido literario que abarca, lleva consigo una sentida historia de amor, despecho y humor que solamente una mente prodigiosa, como la de Leandro, es capaz de sintetizarla en unos cuantos versos.
Juan Carlos Díaz M. / El Tiempo*
«Señores, vengo a contarles hay nuevo encanto en la Sabana, en adelanto van estos lugares, ya tienen su Diosa Coronada», verso que dejó para la historia de la literatura universal el escritor de Aracataca, se gestó una tarde de abril del año 1949, a orillas del río Tocaimo, el mismo sitio que sirvió de inspiración para esa otra obra maestra del ‘Homero’ del vallenato: ‘Matildelina’.
Pero mucho antes de que Gabo rescatar el verso en ‘El amor en los tiempos del cólera’, ya el paseo de ‘La Diosa coronada’ se había paseado en los lomos de la juglaría por toda la vasta región de La Provincia, el Magdalena y el Viejo Bolívar, de boca en boca, que era en esa época el máximo juez que determinaba si la canción era buena, mala o regular.
Fue el propio Rafael Escalona el primero en avistar el enorme potencial que tenía la canción de Leandro y así lo hizo saber al país en una entrevista que le hizo Gloria Valencia de Castaño a principios de los años sesenta.
«Por allí anda un compositor ciego que no le canta a los burros, ni a las crecientes crecidas como yo, sino a diosas y otras cosas raras’, dijo en su ocasión el compositor patillalero.
Para esa época ya la canción tenía más de 13 años de haber sido compuesta por Leandro, pocos meses después de que su abuelo paterno, Abel Duarte (Leandro tomó el apellido de su mamá), comprara una finca a la orilla del famoso río que le dio el nombre al caserío: Tocaimo, vereda perteneciente al municipio de San Diego, Cesar.
El enamoramiento
Leandro, con 21 años cumplido, ya había dado los primeros pasos como compositor, así que no fue nada difícil para él ligar con los músicos del pueblo, entre los que se encontraban el legendario ‘Chico’ Bolaños, y Julio Castro, acordeonista de renombre en la región y hermano de Josefa Castro, la esquiva y altiva mujer que lo inspiró para que una tarde de despecho le compusiera el canto de ‘La Diosa coronada’.
«La conocí en una parranda en casa de Julio Castro. Sentí su presencia por el agradable olor a rosas que dejaba por donde pasaba, y desde entonces traté de llamar su atención cantando mis versos», sostuvo Leandro, en la terraza de su casa en Valledupar.
La familia de la mujer, que veían a Leandro como un andariego más de la música, era de las más acomodadas en la región de San Diego.
El padre era un reconocido ganadero y dueño de centenares de extensiones de tierra, lo que hacía que la joven, que para la época no pasaba de los 18 años, sobresaliera por encima de las demás de su misma edad.
Fue en una de las continuas visitas que hizo Leandro a la casa de Josefa, con el pretexto de buscar a Julio Castro para que le tocara el acordeón, cuando sintió que algo andaba mal en su pretensión amorosa: mientras que la joven se desvivía en atenciones con otros muchachos que la visitaban, al compositor ciego a duras penas le brindaban un tinto.
«Cuando el rey querido llega, de tarde, por la serranía, hay que ponerle gallina rellena, que el rey es fino, ¡madre mía!».
La situación explotó una tarde que ni el tinto le dieron, así que Leandro buscó consuelo en el río, y su mente empezó a maquinar la ‘venganza’ con la única arma que tenía a su alcance: sus versos.
Recordó que su tía Eródita le había leído varias historias sobre la mitología griega y allí comenzó el desquite que tanto bien le ha hecho al folclor colombiano y a las letras mundiales.
Por la noche, se la cantó a Julio, el hermano de la protagonista, y a quien le gustó tanto que ese mismo día se la pusieron de serenata.
La respuesta de la joven fue conforme a la lógica: «Ese tipo no tiene que hacerme ningún canto, si yo apenas lo conozco», dijo sin saber los torbellinos que le sacudía por dentro al joven compositor.
Pero lo peor vino después de la serenata. La joven altiva y engreída, que ‘era más que todas la del pueblo’, no le volvió a dirigir la palabra hasta varias décadas después que la fama y el reconocimiento a Leandro obligó a zanjar las diferencias.
Después de Gabo
Aunque la canción de ‘La Diosa coronada’ cobró mucha notoriedad en la región, sin duda su detonante explosivo fue el epígrafe de Gabo, cuya aparición alertó a críticos y literatos sobre un tal Leandro Díaz, a quien le endilgaron el merecido título de poeta.
Gabo lo transformó de paseo en vals, y como autor sugirió el nombre ficticio de Florentino Ariza, de quien Leandro dice no tener muchas cosas en común. «Yo siempre mostré a mis mujeres», dice.
El primero que grabó ‘La Diosa coronada’ fue Colacho Mendoza, cantando él mismo y quien la grabó en cuatro ocasiones en total. Además de la que cantó, lo hizo con Poncho Zuleta, Silvio Brito e Ivo Díaz, el adelantado hijo de Leandro.
Alfredo Gutiérrez, Alberto Pacheco, Carlos Vives e Iván Villazón, también la grabaron, y todas las versiones han sido exitosas, pero la que más le gusta a Leandro fue la que hizo Colacho con Silvio Brito.
«Ese chiquito canta clarito y entonado», advierte.
Después del homenaje de Gabo, el mundo para Leandro fue distinto. Ya no era Radio Guatapurí la que lo entrevistaba, sino la CNN, la cadena RTI Telemando hizo una serie basada en la canción, y el traductor de Gabo al noruego lo buscó para conocerlo y después para llevarlo a ese país a un conversatorio sobre García Márquez.
A quien si no le gustaba ninguna de las versiones musicales era a la ‘ofendida’, Josefa Castro, quien tuvo que aguantarse mucho años con el credo en la boca para no insultar a Leandro, no obstante, la fama de la canción, el hecho de ser buscada por reporteros de todas partes para que contara la ‘otra parte’ de la historia, hizo que su temperamento fuera aflojando.
Y, como era de esperarse, el mundo mediático hizo posible el reencuentro de los dos protagonistas de esta fallida historia de amor.
Josefa, casada y con cuatro hijos, se comprometió a asistir a un encuentro entre los dos, hace 10 años en Valledupar, con la condición de que Leandro le diera todo el ‘ajuar’ que necesitaba.
Así fue. El poeta ciego se encargó de todo. Le compró vestidos nuevos, zapatos de marca, collares coloridos y perfumes de rosas.
Ella, que seguía con la misma actitud altiva de los años mozos, le reclamó amistosamente por la parte de los ‘derechos de autor’ que ella decía merecer.
Leandro, repentista e inteligente, dejó por terminada el pleito de más de 60 años, con una frase perfecta:
«Tu tuviste la culpa, cuando dejaste que se fuera la ‘gallinita de los huevos de oro’, ya pa’ qué», subrayó.
Comenzó la competencia vallenata
Con una cifra récord en número de concursantes, ayer se inició en firme los diferentes concursos del Festival de la Leyenda Vallenata.
Un total de 70 acordionistas se inscribieron para optar por el título de Rey en la máxima categoría, destacándose el cartagenero Manuel Vega, cuatro veces segundo y tres veces tercero, así como Sammy Ariza, José Vásquez, Nemer Tetay y Fernando Rancel.
En canción inédita, se presentaron 14 merengues, 41 paseos12 puyas y 7 sones.
*Texto escrito por Juan Carlos Díaz M., enviado especial de El Tiempo Valledupar. Y publicado originalmente en el siguiente sitio:
http://www.eltiempo.com/colombia/caribe/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-9230361.html
Se apagó la música de Leandro Díaz, el Homero del vallenato
El colombiano Leandro Díaz, autor de clásicos de la música vallenata como La diosa coronada o Matilde Lina, murió el pasado sábado a los 85 años, en la ciudad de Valledupar.
El músico, que era ciego de nacimiento, compuso centenares de canciones al amor y a su tierra de una gran riqueza descriptiva a pesar de carecer de la visión. Por esa condición fue llamado el Homero de Colombia por la exministra Consuelo Araujonoguera, una de las grandes promotoras del folclor vallenato, secuestrada y asesinada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el 2001.
Una de sus composiciones, Dios no me deja (1978), es un canto a la forma como el maestro Leandro Díaz -como era conocido-, encontró en la música la fortaleza para superar la ceguera y otras dificultades de la vida. “Él (Dios) la vista me negó para que yo no mirara y en recompensa me dio los ojos bellos del alma”, dice uno de los versos de esta canción, considerada uno de los clásicos de la música vallenata, un ritmo popular del norte de Colombia que traspasó las fronteras nacionales de la mano de artistas como Carlos Vives.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, lamentó el fallecimiento del artista en un mensaje en su cuenta de Twitter. “Todo el país lamenta la muerte del maestro Leandro Díaz. Nos deja, eso sí, un gran legado: la inspiración y la felicidad de sus canciones”, manifestó el mandatario.
La obra más conocida del artista fallecido es La diosa coronada (1949), una historia de desamor que está entre las preferidas del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. En el epígrafe de su novela El amor en los tiempos del cólera (1985), Gabo escribió: “En adelanto van estos lugares: ya tienen su diosa coronada”, uno de los versos de la canción de Leandro Díaz.
Según relató ayer el diario colombiano El Espectador, el más grande amor del compositor fue Matilde Lina, la mujer que le provocó innumerables insomnios y la que sirvió de inspiración para organizar las letras de una de las canciones más representativas del folclor colombiano, Matilde Lina.
“Mi padre deja toda una obra musical que es un legado, no solo de su familia, sino de toda la cultura colombiana”, dijo Ivo Díaz, hijo del juglar fallecido.
Nacimiento
Leandro José Díaz Duarte nació el 20 de febrero de 1928 en Hatonuevo, una localidad del departamento de La Guajira, en el extremo norte de Colombia.
Comienzos
Su primera canción la compuso a los 17 años: La loba de ceniza.
Lo dijeron
Shakira
cantautora
Maestro Díaz, le diste vida al vallenato y nos regalaste lo mejor de ti para enamorarnos aún más de nuestra música”.
Carlos Vives
Cantante
Le doy gracias a la vida por haberme puesto en el camino de #LeandroDiaz, por hacerme entender q mi futuro no era Hollywood, sino Valledupar”.
Álvaro Uribe
expresidente de Colombia
Gracias Maestro Leandro Díaz por “haber visto con los ojos del alma”.Texto publicado en : http://www.eluniverso.com/vida-estilo/2013/06/24/nota/1060551/se-apago-musica-leandro-diaz-homero-vallenato