El impresionante poder de los ritos de renovación
La mayoría cree que por haber cambiado de presidente, y además de partido en el poder, el país «cambió», «se renovó», «mejoró», y que las acciones y reformas que vengan «necesariamente habrán de ser para bien».
Enrique Servín/ A los Cuatro Vientos
Pero lo que cuenta no son los individuos «a la cabeza» ni los «partidos en el poder», sino la estructura general que se conoce como «el sistema» -que rebasa con mucho al gobierno, y que incluye a cualquier otra estructura importante de poder fáctico (el empresariado y sus medios masivos de comunicación, las transnacionales, la embajada estadounidense, la Iglesia Católica, etc.).
Mientras nada de eso cambie (es decir: mientras no cambie la relación de la ciudadanía para con esas estructuras), nada cambia.
El sistema no trabaja sino para el sistema.