Agustín Yáñez, 33 aniversario luctuoso
Autor de resonancia internacional Agustín Yáñez, quien este 17 de enero celebra su 33 aniversario luctuoso. Yáñez ha sido una de las voces más relevantes de la narrativa mexicana del siglo XX, cuya obra central “Al filo del agua” es una de las creaciones primordiales de nuestra literatura. Historiador, filósofo, político y fundamentalmente, maestro de toda la vida, Agustín Yáñez nació en el barrio del Santuario en Guadalajara, Jalisco, el 4 de mayo de 1904. Murió en la ciudad de México en 1980. Sus restos descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Civil de Dolores.
Enrique A. Velasco Santana/ A los Cuatro Vientos
Desde muy joven el jalisciense Agustín Yáñez tuvo la convicción de que era un imperativo alentar las actividades literarias y la cultura de Guadalajara. Este fue el impulso que lo llevó, junto con Alfonso Gutiérrez Hermosillo a encabezar un grupo cuya inquietud fructificaría en la fundación de su revista emblemática: “Bandera de Provincias”, de la cual se editaron 24 números quincenales en los años 1929, 1930. En las páginas de esta publicación aparecieron traducciones de Kafka así como del Irlandés Joyce, figura relevante de la novelística en lengua inglesa, lo cual nos habla de la amplitud de miras de aquel puñado de muchachos provincianos.
Por otra parte, resulta interesante comentar el hecho de que en aquella primera época de la trayectoria de Yáñez, se comenzaba a sentir en el medio cultural de la provincia, la influencia del llamado grupo de la revista Contemporáneos ( 1928-1931) , nombre con el cual se identifica a una generación de la que forman parte destacados escritores mexicanos del siglo XX como Salvador Novo, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet y Xavier Villaurrutia.
Agustín Yáñez, considerado por Juan Rulfo como uno de los fundadores de la novela mexicana moderna, pertenece a ese género de escritores cuya obra tiene como fin no sólo la realización de valores estéticos, sino a través de ellos, realizar valores políticos, morales, religiosos. Hablar de “Al filo del agua” , por ejemplo, es hablar de historias que tienen como escenario un pueblo de mujeres enlutadas, cerrado y católico a ultranza, dominado por prejuicios, culpas, expiaciones y la represión consecuente, que, bajo la apariencia de tranquilidad provinciana vive atormentado por “insomnios febriles y sensualidades pecadoras”, historias en las que el autor pinta el cuadro de un pueblo de Jalisco en el tiempo inmediatamente anterior al movimiento revolucionario y la forma en que este es vivido como una de las tantas amenazas demoníacas del exterior, que implican una transformación tan temida como inevitable.
Indudablemente, es significativo el hecho de que, a 65 años de su aparición “Al filo del agua” siga siendo motivo de interés como obra narrativa y suscitando análisis críticos desde diversas perspectivas. Como la aportación que es a la comprensión del mexicano, seria, por así decirlo, “culturalmente saludable” el volver a la lectura de esta novela, cuya complejidad y trascendencia queda de manifiesto en los estudios que acerca de ella se siguen publicando.
Precisamente, al cumplirse 50 años de “Al filo del agua”, en 1997, se organizaron igualmente ediciones y coloquios conmemorativos. El Seminario de Cultura Mexicana editó entonces su “Homenaje a Agustín Yáñez”, y el Colegio de México organizó un coloquio-homenaje del cual resultó el libro Memoria e interpretación de la mencionada obra, que aparece en el año 2000.
Escritor enormemente prolífico, Yáñez incursionó en el cuento, ensayo, biografía, monografía, memorias, libros de viaje y estudios históricos, filosóficos y literarios. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, del Colegio Nacional y del Seminario de Cultura Mexicana, el cual presidió de 1949 a 1951.
En el ámbito político y administrativo, fue gobernador de su estado natal y secretario de Educación Pública en el gabinete de Gustavo Díaz Ordaz. De su gestión como gobernador de Jalisco (1953-1959), destacan la creación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, la apertura de la biblioteca del Estado y la fundación de la Casa de la Cultura Jalisciense.
Es importante resaltar que como jefe del Departamento de Bibliotecas y Archivos Económicos de la Secretaría de Hacienda, cargo que desempeño durante 18 años, fue un impulsor de los estudios históricos y su apoyo a este tipo de proyectos ha sido señalado por destacadas personalidades, como José Luis González, quien atribuye a la generosidad de Yáñez la posibilidad de iniciar la historiografía científica en nuestro país, por el grupo que encabezaba Silvio Zavala. También desde ese puesto, el intelectual jalisciense patrocinó los diez volúmenes de la Historia Moderna de México de Daniel Cosío Villegas y sus colaboradores.
Entre sus obras literarias se encuentran, además “Flor de juegos antiguos”, que es una evocación de la niñez a través de juegos, cantos, y jitanjáforas infantiles. La primera edición de esta obra fue realizada por la Universidad de Guadalajara en 1942, convirtiéndose en libro de lectura en las escuelas jaliscienses y hoy es un libro de colección que reúne los juegos tradicionales de su infancia que transcurrió entre Guadalajara y Yahualica, pueblo de los Altos de Jalisco, de donde provenía su familia y que fue inspiración y referencia en sus obras más importantes.
De su producción posterior a “Al filo del agua”, destacan: La creación (1959), Ojerosa y pintada (1960) y Las tierras flacas (1962). En su última novela “Las vueltas del tiempo” reaparecen algunos de los personajes de sus novelas anteriores. Agustín Yáñez recibió el Premio Nacional de Letras en 1973.